"YO JEHOVÁ
LA GUARDO, CADA MOMENTO LA REGARÉ; LA GUARDARÉ DE NOCHE Y DE DÍA, PARA QUE
NADIE LA DAÑE."
Isaías
27: 3.
Fuente: Charles H. Spurgeon
Fuente: Charles H. Spurgeon
La
Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
Cuando el mismo Señor habla en Su propia persona, en vez de hacerlo a través de un profeta, la palabra tiene un peso peculiar para las mentes de los creyentes.
El mismo Señor es el guardador
de Su propia viña; no la confía a nadie más, sino que le presta Su propia
atención.
¿Acaso no están bien guardados
aquellos a quienes Dios guarda?
Hemos de recibir riegos de gracia, no sólo cada día y cada hora, sino "cada momento". ¡Cómo hemos de crecer! ¡Cuán fresca y fructuosa ha de ser cada planta! ¡Cuán ricos racimos han de producir las viñas!
Pero los perturbadores se acercan: pequeñas zorras y el jabalí. Por tanto, el propio Señor es nuestro guardián, y eso lo hace a todas horas, tanto "de noche como de día".
Entonces, ¿qué podría dañarnos?
¿Por qué estamos temerosos? Él cuida, Él riega, Él guarda; ¿qué más
necesitamos?
Dos veces en este versículo el Señor dice "Yo haré". ¡Qué verdad, qué poder, qué amor, qué inmutabilidad encontramos en el grandioso "Yo haré" de Jehová!
¿Quién puede resistirse a Su
voluntad? Si Él dice: "Yo haré", ¿qué espacio hay para la duda? Con
un "Yo haré" de Dios, podemos enfrentar a todas las huestes del
pecado, de la muerte, y del infierno.
¡Oh, Señor, puesto que Tú dices:
"Yo te guardaré", yo replico: "yo te alabaré"!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario