EL VALOR DE LA CONDUCTA
Extracto del libro
“Familias Con Futuro”
Por José Luis y
Silvia Cinalli
Publicado por:
Edgardo Tosoni
Devocionaldiario.org
Su nombre es Pablo. Tiene el cabello desaliñado, luce
una camiseta agujereada y pantalones desflecados. Éste fue literalmente su
vestuario durante sus cuatro años de universidad. Es brillante, un poco místico
y muy, muy inteligente. Se convirtió a Cristo mientras asistía a la
universidad. Frente al campus universitario se encuentra ubicada una iglesia
conservadora, de gente bien vestida. Ellos desean desarrollar un ministerio con
los estudiantes, pero no están seguros de cómo hacerla.
Un día, Pablo decidió asistir a un culto en esa
iglesia. Entró con zapatillas, pantalones rotos y el pelo largo. El culto ya
había empezado, así que Pablo se encaminó por el pasillo buscando un asiento.
La iglesia estaba repleta y no pudo encontrar ninguno. Para entonces, la gente
estaba un poco incómoda, pero nadie dijo cosa alguna. Pablo se acercó más y más
al púlpito y, cuando se dio cuenta de que no había asientos vacíos, simplemente
se sentó en la alfombra. Aunque ésta sería una conducta aceptable en una
comunidad universitaria, créanme, nunca había pasado en esta iglesia antes. La
gente se puso cada vez más tensa y el ambiente enrarecido.
En ese momento, el ministro observó que desde la parte
de atrás del templo, un diácono se dirigía lentamente hacia donde estaba Pablo.
Ahora bien, el diácono estaba en sus ochenta, tenía pelo grisáceo y llevaba
puesto un traje de tres piezas. Era un hombre de Dios, muy elegante, muy digno
y muy apropiado en sus maneras. Caminaba con un bastón en dirección al
muchacho. Todos se decían a sí mismos que no podrían culparlo por lo que estaba
a punto de hacer. No se podía esperar que un hombre de su edad y trasfondo
comprendiera que un universitario moderno se sentara en el piso. Le tomó
bastante tiempo al hombre llegar al frente. La iglesia estaba en total
silencio, excepto por el sonido del bastón del anciano. Todos los ojos estaban
puestos sobre él. Ni siquiera se podía oír a nadie respirar. El ministro no
comenzó su mensaje hasta que el diácono hiciera lo que tenía que hacer.
De pronto, observó que el anciano dejó caer su bastón
al piso. Con gran dificultad, se agachó y se sentó junto a Pablo y adoró a Dios
a su lado para que no estuviese solo. Todos se sintieron profundamente
emocionados. Cuando el ministro recobró el habla, dijo: “lo que voy a predicar
ahora, ustedes nunca lo recordarán. Lo que acaban de ver, nunca lo olvidarán”.
PARA PENSAR Y PRACTICAR
Sea un ejemplo en todo. El 89% de lo que la gente
aprende proviene de un estímulo visual, el 10% de un estímulo auditivo y el 1%
de otros sentidos. ¡Lo que oyen entienden, lo que ven creen! Moody dijo: “Cada
Biblia debería estar forrada en suela de zapatos”. Entonces, tengamos cuidado
de cómo vivimos. Bien podríamos ser la única “Biblia” que alguna persona lea.
Predique con su ejemplo. No seremos recordados por
nuestras palabras, sino por nuestras acciones. Francisco de Asís dijo: “Predique
siempre el evangelio y, si es necesario, use palabras”.
Sea una persona consagrada a Dios. Juan Wesley dijo:
“Denme cien personas que no le teman a otra cosa que al pecado y que no posean
otra pasión que Cristo; y poco me importará que sean laicos o pastores
ordenados. Solamente ellos conseguirán sacudir las puertas del infierno y
establecer el reino de los cielos sobre la tierra”.
Sea apasionado en su vida cristiana. “La religión es un
plato que debe servirse bien caliente. Una vez que se enfrió, produce asco.
Nuestro bautismo debe ser con el Espíritu Santo y con fuego, si pretendemos que
las multitudes escuchen el evangelio” (Carlos H. Spurgeon).
Sea un cristiano de convicciones firmes. Para causar un
impacto en el mundo, deje que Jesús cause un impacto en usted. · No haga nada
que su conciencia no apruebe. John Ray dijo: “La buena conciencia sirve de
buena almohada”.
Procure dejar el mejor legado. Vivir para el Señor deja
una herencia duradera. Las personas que tienen la mira en el cielo, son las que
hacen el mayor bien en la tierra. Viva hoy de la manera en que querrá haber
vivido cuando comparezca ante Dios.
Lectura bíblica: “Es evidente que ustedes son una carta
de Cristo… escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente; no en
tablas de piedra sino… en los corazones” (2º Corintios 3:3).
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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