VELEMOS Y OREMOS-3
Extracto del libro
“El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
Publicado por:
Edgardo Tosoni
Devocionaldiario.org
¡Todas estas cosas necesitan oración concreta y completa!
Detrás de diversas dificultades hay demonios que realmente sostienen las
riendas. Si no velamos, pudiéramos considerar que estas son puramente
dificultades humanas o físicas. Pero si tenemos discernimiento espiritual,
veremos a través de estos obstáculos y echaremos fuera a los demonios que se
esconden detrás de ellos. Algunas veces, como lo indicó el Señor, “este género
no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17: 21). Esto requiere que estemos
velando, por una parte, y orando persistentemente, por la otra. De otro modo,
estas dificultades sobresaldrán como una montaña, y nos hará viajar alrededor
de ella en vez de echarla al mar. ¡Oh, que podamos estar despiertos, que
podamos orar cabalmente, desenmascarar todas las asechanzas de Satanás,
destruir todas sus fortalezas, y echar fuera todos los demonios que se esconden
detrás de cada dificultad!
Tenemos que velar no sólo antes de la oración y durante
ella, sino también después. Necesitamos vigilar cuidadosamente todos los cambios
que vienen después de nuestra oración. Todas las oraciones sinceras que se
hacen cuando hay una carga, se hacen “en todo tiempo” y “con toda oración”; no
sólo una vez, sino muchas veces; no sólo en una dirección, sino en muchas
direcciones. De modo que después de cada oración, debemos notar si hay algún
nuevo descubrimiento, algún nuevo cambio, algún nuevo movimiento.
Esto no es distinto de la oración que Elías hizo allí
en la cima del Carmelo. Él se inclinó hasta la Tierra y colocó su cara entre
las rodillas. Siete veces envió a su siervo a que fuera y mirara el mar, hasta
que el siervo informó que veía una pequeña nube como del tamaño de la mano de
un hombre, que se levantaba del mar. Luego, envió su siervo a que fuera a
decirle al rey Acab que preparara la carroza y descendiera, para que la lluvia
no lo atajara (1 Reyes 18: 42-44). Tampoco se diferencia de la oración de
Elíseo por el niño de la sunamita: “… se tendió sobre el niño, poniendo su boca
sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos
suyas; así se tendió sobre él y el cuerpo del niño entro en calor (…) y el niño
estornudó siete veces, y abrió sus ojos” (2 Reyes 4:34-36). Luego devolvió el
niño a la madre. Ni Elías ni Elíseo se arrodillaron simplemente para orar. Los
dos oraron, y luego observaron los efectos de sus súplicas en el cambio de los
ambientes.
Supongamos que usted ora por una persona que se opone
al Señor, y le pide a Dios que haga que tal individuo crea. Usted hace por él
toda clase de oraciones, y también recibe la promesa de Dios. Sin embargo, la
situación externa parece empeorar: el individuo se opone al Señor más
fuertemente que nunca antes. Usted no puede descartar este cambio y continuar
con su antigua oración. Tiene que notarlo y decírselo a Dios. Si usted vela,
recibirá luz de Dios, y sabrá que su oración ya ha influido en el amigo
incrédulo. Usted comenzará a alabar a Dios. Debe cambiar su oración y volver a
arreglar su red. Tal vez, después de algún tiempo, la actitud de dicho
individuo se vuelva suave y bondadosa.
Una vez más usted puede cambiar su oración, y colocar
otra red. El cambio de la oración, según se observe la situación, exige que uno
vele constantemente.
Efesios 6 es un capítulo que se refiere a la guerra
espiritual, lo más importante de la cual es la última oración mencionada.
Recordemos que el blanco que más fácilmente es atacado en la vida de un hijo de
Dios es la oración. Por tanto, tenemos que velar en la insistencia de apartar
tiempo para la oración, proteger la oración que se hace, evitar todo aquello
que no son reales oraciones, e impedir que Satanás interrumpa nuestra oración con
sus perversos artificios. Sepamos en todo momento que la oración es un
ministerio, un servicio más excelente. Debemos velar y orar; debemos aprender a
orar diligentemente, y no debemos permitir que Satanás se aproveche de la más
mínima oportunidad para destruir nuestra oración.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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