LA
PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Pero Él les dijo: "También
a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas (el evangelio) del reino
de Dios, porque para esto Yo he sido enviado." Lucas
4:43
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Canten al SEÑOR, bendigan Su
nombre; Proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación. Salmos
96:2
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¿Es el cristianismo
pertinente en tiempos posmodernos? ¿Intentamos hacerlo relevante con nuestro
compromiso de seguir a Cristo? ¿Pescamos hombres o nos detenemos a mirar al
mundo como un gigantesco acuario repleto de seres humanos condenados a una
eternidad sin Cristo? ¿Qué significa caminar con Jesús en un mundo donde la
cultura se comporta indiferentemente ignorante acerca de Cristo y ofensivamente
hostil a sus enseñanzas? ¿Cuáles son las convicciones que nos acreditan como
cristianos para confirmar y compartir los valores del Reino? Tristemente
todavía muchos (iglesias incluidas) ven y defiende el cristianismo sólo como
dador de una perspectiva que adoctrina valores morales que el mundo no puede
ofrecer. Yo le llamo a esto, santidad vestida de etiqueta o un cristianismo
enfocado en el comportamiento y no en la trasformación de vidas por la gracia
de Dios. Un tipo nuevo de fariseísmo.
Y como todavía no son
muchos los que compulsan al cristiano nominal a mover sus pies y buscar anzuelo
y carnada en el baúl de sus recuerdos, el cristianismo hoy es para muchos “allá
afuera” totalmente irrelevante. La única manera bíblica de transformar la
sociedad es llevando a la gente a los pies de Cristo, predicando el evangelio
del Reino, un único evangelio, no sectario, no denominacional, sólo y
exclusivamente, del Reino.
Iglesias evangélicas
se levantan que anuncian que “ya son visibles las señales del fin de los
tiempos”, y sólo alzan sus ojos al cielo como clamando misericordia, pero se
olvidaron de “ir”, de “enviar”, de ser obedientes a la Gran Comisión (Mateo
28). La palabra de verdad dicha por Jesús se quedó en la mente y en los planes,
pero sólo a nivel intelectual: “Y este evangelio del reino se predicará en todo
el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mt
24.14). Hay quienes se preocupan más por “la llegada del fin”, que por el
evangelio.
Recientemente Dios me
llevó hasta la lectura de un tremendo versículo: “Porque fragante aroma de
Cristo somos para Dios entre los que se salvan…” (2 Co 2.15). Si sabemos que el
adversario y dios de este mundo ha nublado la mente del hombre para que no vea
la luz del evangelio de Cristo (2 Co 4.4) entonces ¿por qué no imitamos a
Cristo buscando al perdido para ser transformado por el poder del Espíritu?
¿Por qué no nos comprometemos a diseminar ese fragante aroma con humildad para
gloria del Dios viviente, Jesucristo nuestro Señor?
La fe no es una consigna,
sino involucramiento en la misión de Dios de transformar la vida de las
personas en la sociedad, permearla inteligentemente con la Palabra, saturarla
con un llamamiento a confiar en la única esperanza. Nadie puede dar testimonio
de tal esperanza si no tiene a Cristo. Tener a Cristo es suficiente.
“El Espíritu del
Señor esta sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio…” (Lc
4.18). ¿Y no es el Espíritu que ungió a Jesús el mismo que ha ungido a su
pueblo? ¿O es que hay una unción especial para ser enviado a anunciar las
buenas nuevas? Se trata de imitar a Cristo…a nadie más. El sigue siendo el
centro de todo el universo y nadie más puede ocupar ese lugar.
Imitar a Cristo proclamando el evangelio del Reino
es el inicio de toda esperanza de transformación de este mundo. El cristianismo
es relevante por sí solo, por su mensaje de fe y esperanza en Cristo destinado
a toda criatura. Pero hay un cristianismo por ahí que muestra un rostro
conformista, cuidador del status quo, que dice -tengo fe y creo en Cristo, pero
no tengo la menor idea de cómo Dios puede trabajar a través de mí-.
Santificados por la palabra de verdad, estamos ungidos por el Espíritu para
hacerlo, llamados a anunciar el glorioso evangelio igual que Cristo. ¡Imítale a
Él!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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