CELOS O INDIFERENCIA, ¿QUÉ ES PEOR?
Fuente: Norma
Peraza
Este artículo fue
producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Son muchas las actitudes negativas en un matrimonio que
con el tiempo terminan arruinándolo. La indiferencia y los celos son dos de
ellos, que además de afectar la comunicación en el matrimonio, no son para nada
compatibles con la felicidad, por lo contrario, esto puede ir abriendo una
fisura que de no arreglarlo a tiempo llega a romper la relación conyugal.
Esto no es una cuestión de si se debe mostrar celos o
hacerse el indiferente ante el cónyuge, ambas actitudes tienen sus porqué y
consecuencias graves, por eso es importante que conozcas sus principales
anomalías y así tomar las medidas necesarias para tratarlo.
LA INDIFERENCIA
En definitivo, esta actitud empobrece la comunicación y
por ende la relación. Ser indiferente es comportarse frente a la persona como
si no existiera, porque “para mí no significa nada, ni bueno, ni malo, ni
positivo, ni negativo, algo neutro, da igual”.
Aunque a decir verdad, en el fondo nadie nos es del
todo indiferente, por eso, a veces esa indiferencia no es tan real, sino más
bien fingida y simulada.
Pero, cuando si es real, el cónyuge ya no se interesa
por escuchar lo que el otro le dice. Eso también agrava la incomunicación al ya
no existir entendimiento entre las personas.
Ahora, entre las causas que hacen a alguien indiferente
en el matrimonio está la rutina, porque hacer todos los días lo mismo, sin
temas de conversación interesantes, siempre hablar de lo mismo, llega un
momento que la monotonía hace que el cónyuge, a la persona que más se debe de
amar, ya no interese, y puede que aparezcan otros intereses, dejándolo a un
lado.
Otra causa es el egoísmo. Cuando se desatiende a la
pareja para atenderse a sí mismo y sus metas; por ejemplo, cuando está enfocado
sólo en tener más dinero, ascender en la empresa, ser más exitoso, tener mayor
influencia social, entre otras; que hace que su pareja yo no esté en su punto
de atención y le provoca que se sienta marginada y por lo tanto indiferente.
Asimismo la falta de respeto, es un factor causal de
indiferencia, porque los insultos, gritos, sarcasmos, agresiones de cualquier
índole, no permite que los sentimientos fluyan de manera sana.
Así que es recomendable romper con todo egoísmo, ver de
nuevo por los intereses del cónyuge, antes que el propio, y eso sí, hay que
romper con la rutina, hay que ser creativos para sorprender a la pareja con
cosas que le gusten, y darse un tiempo exclusivo para los dos. Esto ayuda a
mejorar la comunicación, hablar de lo que les preocupa y les ilusiona y, sobre
todo, escuchar. Lo más importante, respetar al cónyuge, volver alimentar la
relación no permitir que muera.
LOS CELOS
Quien tiene celos, es posible que sea por la desconfianza
ante la fidelidad que le debe el cónyuge, porque vive bajo temor y la amenaza
de que el amor de su pareja se acabe o éste le abandone. Lo cual es muy común,
después de haber sufrido una infidelidad, su autoestima queda dañada, y
mientras siga en duelo, seguirá padeciéndolo.
También hay quienes tienen celos infundados, presupone
la infidelidad del otro, sin que sea real, por su misma inseguridad y baja
autoestima, desconfía; se la pasa pensando que su pareja puede encontrar otra
persona que valga más. Es un temor a perder el cariño de la persona que “según”
ama. Quien tiene celos no es por amor, sino porque hunde sus raíces en la
inseguridad y baja autoestima, mismo que tiene que ser tratado para superarlo.
Una relación llena de celos, no es sana, es mentira eso
de que “si me cela, es que me ama”, no es cierto, el que ama de verdad, confía
y da confianza al cónyuge, pero cuando hay celos imaginarios, requiere ayuda
profesional para atender el problema de raíz que es la inseguridad en su persona.
Dado que su autoestima depende del afecto del cónyuge, cree que si no recibe su
cariño, deja de ser valioso.
Así que hay que analizar bien las causas de los celos,
para buscar ser racional, y si el autocontrol del comportamiento celoso no se
está logrando, entonces hay que buscar ayuda, porque a veces la ansiedad, el
estrés, la irritabilidad, y la hostilidad que provoca esos sentimientos se
pueden volver trastornos psicopatológicos.
Por último, recuerda que por amor se pueden lograr
grandes cosas:
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es
envidioso ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es
egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rancor. El amor no se deleita en
maldad sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue”. (1 Corintios 13:4-7)
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
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