TEMÍA HASTA QUE…
Autor Desconocido;
enviado por Lauren Covington
Raúl Irigóyen
Fuente: Renuevo de
Plenitud.com
Temía estar solo hasta que aprendí a gustarme a mí
mismo.
Temía al fracaso hasta que me di cuenta que sólo fallo
cuando no lo intento.
Temía al éxito hasta que me di cuenta que tenía que
intentarlo para estar feliz conmigo mismo.
Temía a la opinión de la gente hasta que aprendí que la
gente tendrá opiniones de mí de todas maneras.
Temía el rechazo hasta que aprendí a tener fe en mí
mismo.
Temía al dolor hasta que aprendí que este es necesario
para crecer.
Temía a la verdad hasta que vi la fealdad de las
mentiras.
Temía a la vida hasta que experimenté su belleza.
Temía a la muerte hasta que me di cuenta de que no es
un fin sino un comienzo.
Temía a mi destino hasta que me di cuenta que tengo el
poder para cambiar mi vida.
Temía al odio hasta que vi que no era más que
ignorancia.
Temía al amor hasta que tocó mi corazón, haciendo que
la oscuridad se disipara en días soleados sin fin.
Temía el ridículo hasta que aprendí cómo reírme de mí
mismo.
Temía envejecer hasta que me di cuenta que adquiría
sabiduría cada día.
Temía al futuro hasta que me di cuenta de que la vida
sólo se pone mejor.
Temía al pasado hasta que me di cuenta que no podía lastimarme
más.
Temía a la oscuridad hasta que vi la belleza de la luz
de las estrellas.
Temía la luz hasta que aprendí que la verdad siempre me
dará fortaleza.
Temía al cambio hasta que vi que aún la más hermosa
mariposa tuvo que atravesar una metamorfosis antes de poder volar.
La reflexión de hoy, siendo increíblemente original,
despierta al mismo tiempo, un eco en cada una de nuestras vidas, si bien su
intensidad puede variar según nuestra experiencia personal. Y es que todos tenemos temores, ya sea que lo
aceptemos públicamente o no.
Es parte de la condición caída de la humanidad… pero la
buena noticia es que no tenemos por qué quedar esclavizados por un temor
paralizante, que se yergue como obstáculo para que podamos vivir la vida
abundante que Dios diseñó para nosotros.
Nuestra fe vence al mundo pero, esta victoria comienza
por el escalón en el cual nos atrevemos a creerle a Dios por encima de nuestros
temores y damos pasos de fe para conquistar nuestros mañanas.
¿Nos atreveremos a hacerlo hoy? Adelante y que Dios les bendiga.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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