CREYENDO SIN VER
Fuente:
ministros.org
Había
estado ausente de la casa por algunos días y me preguntaba, al acercarme a
ella, si mi pequeña Margarita, quien apenas podía sentarse sola, me recordaba.
Para
probar su memoria, me coloqué en un lugar desde donde yo podía verla, pero que
ella no me podía ver a mí, y la llamé en el viejo tono familiar:
"¡Mague!"
Ella dejó caer sus juguetes.
Otra vez repetí su nombre "¡Mague!"
y habiendo inspeccionado una vez más el cuarto con su mirada, pero no viendo el
rostro de su padre, se puso muy triste y volvió a tomar sus juguetes.
Por
tercera vez llamé "¡Mague!" y ella, dejando caer sus juguetes rompió
a llorar extendiendo sus brazos en la dirección de dónde provenía el sonido,
sabiendo que aunque no podía ver a su padre, él debía estar allí.
De
igual manera Dios está a nuestro lado, aunque no lo podemos ver.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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