EL REY CAMBIA DE PALACIO.
Fuente: Palabra
Viva
Si continuamos
el relato bíblico veremos que en Mat. 23:37-24:2 Jesús llora por Jerusalén y
llama al templo “vuestra casa” y ya no “mi casa”. Por eso empieza el capítulo
24 diciendo: “Jesús salió del templo y se iba.” Esto es simbólico, espiritual y
reiterativo. El reino estaba siendo quitado a los israelitas según la carne,
pues el Rey les estaba dejando.
Luego los discípulos intentaron mostrarle los edificios del templo como
algo majestuoso. Toda la religiosidad judía giraba en torno al templo y su
apariencia maravillosa. Los sacerdotes y
demás líderes espirituales parecían elementos del reino de Dios; sin embargo,
el Señor les respondió: “¿Veis todos estos, De cierto os digo que no quedará
aquí piedra sobre piedra que no sea derribada?” (vr.2).
¿Se refería Jesús al templo físico? Es claro que no, pues aún hoy se
conserva parte de un muro del templo llamado “el muro de los lamentos”. El Rey
hablaba espiritualmente: ¿Veis toda esta religiosidad? Ninguno de sus ministros
es parte de mi reino” Ninguna “piedra” dejaría. El pueblo de Israel según la
carne rechazó a Cristo como la piedra fundamental. Era una roca que no
correspondía a la clase de edificación que ellos, como edificadores, estaban
construyendo. ¡Estaban edificando otro reino diferente al reino de Dios!
Pedro dice que los creyentes somos “piedras vivas” de la Casa de Dios,
su nuevo templo en donde Cristo sí es el fundamento: “Acercándoos a Él, piedra
viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa,
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y
sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo
en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en
Él no será avergonzado. Para vosotros,
pues, los que creéis, Él es precioso;
pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha
venido a ser la cabeza del ángulo; y: piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados. Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os
llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois
pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que
ahora habéis alcanzado misericordia” (1P.
2:4-10).
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Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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