martes, 14 de abril de 2015

HÉROES CON PIES DE BARRO

HÉROES CON PIES DE BARRO
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá

Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios. Efesios 2:8

Por cuanto yo estoy afligido y necesitado, el Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi ayuda y mi libertador; Dios mío, no Te tardes. Salmos 40:17

Dios se complace en moverse a través de gente imperfecta.

 Los grandes hombres y mujeres de fe que registra la Escritura no estaban exentos de los defectos e inclinaciones pecaminosas que aquejan a cualquier otro ser humano.

 El apóstol Santiago habla del gran profeta Elías, por ejemplo, y nos dice que "era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras".

Sin embargo, añade, "oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses" (Santiago 5:17).

Casi todos los reyes que registra la Escritura cometieron graves errores. Había en ellos ciertas debilidades espirituales que en ocasiones los abrieron a la tentación, y que casi los llevaron a la ruina y aun a la pérdida de su vida.

Inclusive, como el rey Josafat, hicieron decisiones en su reinado que trajeron maldición y tragedia a su linaje, y que acarrearon corrupción y juicio sobre la nación de Israel.

Como esos personajes bíblicos, tú y yo no tenemos que ser gigantes espirituales para ver la gloria de Dios en nuestra vida. No estoy diciendo que la excelencia espiritual no sea importante.

 Lejos esté de mí sugerir que tenemos que conformarnos con la mediocridad espiritual y excusar nuestros defectos persistentes con el reclamo barato de que “Dios conoce mis debilidades, y es misericordioso”.

Es importante siempre ir hacia lo mejor. Tenemos que esforzarnos cada día por ser más agradables al Señor, y someternos a un continuo proceso de santificación.

 Es importante buscar crecer cada día más y más. Pero a veces caemos en la trampa de creer, “Tengo que ser un gran hombre o mujer, un misionero destacado, un genio espiritual, para que Dios se mueva poderosamente en mi vida”.

A Dios le encanta moverse a través de gente común y corriente, gente con pies de barro, gente que está todavía peleando sus batallas y que está en proceso de mejoramiento.

Quién de nosotros puede decir, “Yo estoy ya perfeccionado”. Si lo decimos, ya estamos cometiendo el primer pecado: ¡Estamos mintiendo!

Espiritualmente hablando, todos estamos a medio cocer; pero Dios, en su misericordia, usa nuestra fe para romper barreras.

 Él se glorifica en usar vasos frágiles para desplegar su poder y misericordia.

 Recuerda: No tienes que ser un gigante espiritual. Podrás ser una persona con luchas y ataduras emocionales, con inconsistencias, y estar muy en proceso, pero Dios puede usar tu fe para romper las barreras.

La bendición de Dios es para todo aquel que cree (Romanos 1:16), no necesariamente para todo aquel que es perfecto.

 ¡Siempre recuerda esto!

Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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