HÉROES CON PIES DE BARRO
Fuente:
Dr. Roberto Miranda
Congregación
León de Judá
Porque
por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de
ustedes, sino que es don de Dios. Efesios 2:8
Por
cuanto yo estoy afligido y necesitado, el Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi
ayuda y mi libertador; Dios mío, no Te tardes. Salmos 40:17
Dios
se complace en moverse a través de gente imperfecta.
Los grandes hombres y mujeres de fe que
registra la Escritura no estaban exentos de los defectos e inclinaciones
pecaminosas que aquejan a cualquier otro ser humano.
El apóstol Santiago habla del gran profeta
Elías, por ejemplo, y nos dice que "era un hombre sujeto a pasiones
semejantes a las nuestras".
Sin
embargo, añade, "oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió
sobre la tierra por tres años y seis meses" (Santiago 5:17).
Casi
todos los reyes que registra la Escritura cometieron graves errores. Había en
ellos ciertas debilidades espirituales que en ocasiones los abrieron a la
tentación, y que casi los llevaron a la ruina y aun a la pérdida de su vida.
Inclusive,
como el rey Josafat, hicieron decisiones en su reinado que trajeron maldición y
tragedia a su linaje, y que acarrearon corrupción y juicio sobre la nación de
Israel.
Como
esos personajes bíblicos, tú y yo no tenemos que ser gigantes espirituales para
ver la gloria de Dios en nuestra vida. No estoy diciendo que la excelencia
espiritual no sea importante.
Lejos esté de mí sugerir que tenemos que
conformarnos con la mediocridad espiritual y excusar nuestros defectos
persistentes con el reclamo barato de que “Dios conoce mis debilidades, y es
misericordioso”.
Es
importante siempre ir hacia lo mejor. Tenemos que esforzarnos cada día por ser
más agradables al Señor, y someternos a un continuo proceso de santificación.
Es importante buscar crecer cada día más y
más. Pero a veces caemos en la trampa de creer, “Tengo que ser un gran hombre o
mujer, un misionero destacado, un genio espiritual, para que Dios se mueva
poderosamente en mi vida”.
A
Dios le encanta moverse a través de gente común y corriente, gente con pies de
barro, gente que está todavía peleando sus batallas y que está en proceso de
mejoramiento.
Quién
de nosotros puede decir, “Yo estoy ya perfeccionado”. Si lo decimos, ya estamos
cometiendo el primer pecado: ¡Estamos mintiendo!
Espiritualmente
hablando, todos estamos a medio cocer; pero Dios, en su misericordia, usa
nuestra fe para romper barreras.
Él se glorifica en usar vasos frágiles para
desplegar su poder y misericordia.
Recuerda: No tienes que ser un gigante
espiritual. Podrás ser una persona con luchas y ataduras emocionales, con
inconsistencias, y estar muy en proceso, pero Dios puede usar tu fe para romper
las barreras.
La
bendición de Dios es para todo aquel que cree (Romanos 1:16), no necesariamente
para todo aquel que es perfecto.
¡Siempre recuerda esto!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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