NO ENTIENDO POR QUÉ FALLÉ
Fuente:
Diego Jora
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Un dolor profundo y decepción es lo que hay en el corazón de un hijo cuando
le falla a su Padre. Siente que ya no hay perdón ni posibilidad alguna de
restauración, siente que todo está perdido y que no hay esperanza. ¿Te sientes
así?
“Porque
lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco,
eso hago. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en
mí.” Romanos 7:15,19
En
este pasaje el apóstol Pablo reconoce
que es el pecado que mora en nosotros el que nos lleva a caer una y otra vez,
incluso exclamó: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte?” Romanos 7:21.
Hay
algo que debemos tener en cuenta los hijos de Dios y es que la naturaleza
pecaminosa seguirá existiendo en nuestros cuerpos durante toda nuestra vida
terrenal. No podemos pensar que
nunca caeremos en pecado
porque si pensamos así, con mucha facilidad, nos expondremos al mal y
pecaremos. No debemos olvidar que
nuestro cuerpo está en batalla,
entre el Espíritu y la carne, desde el momento en que recibimos a Cristo.
Si
has vuelto a caer en pecado y piensas que no hay más perdón para ti, lee las
palabras de Jesús: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas
veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo:
No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”.
¿Sabes
lo que esto significa? Si esto lo instruye Jesús a los hombres, ¿puedes
comprender la magnitud del perdón que Dios tiene para ti?
Otra
promesa dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9. Además, ten en
cuenta lo que hace Jesús por ti.
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” 1
Juan 2:1
No
te quedes ahí, ponte de pie y vuelve a Dios.
Él ha prometido su amor inagotable y
estar contigo cada día de tu vida. Si has tropezado toma su mano extendida y levántate.
Si te siente sucio, ve a Él y arrepiéntete
porque está dispuesto a sacudir el polvo de tus vestiduras. Si te sientes
indigno, recuerda que ningún ser humano es digno.
Si
sientes que no puedes más, díselo a Jesús, Él te comprenderá y ayudará.
No
puedo cerrar este devocional sin antes decirte que el pecado trae castigo de
parte de Dios, si bien es cierto que eres salvo, también es verdad que puedes
sufrir la disciplina del Padre, pues el Señor al que ama disciplina y azota a
todo aquel que recibe por hijo, para que no sean condenados juntamente con el
mundo.
¡Sigues
siendo su hijo, acércate con confianza a tu Padre!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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