NO PERECERÁS
Fuente:
Ana María Frege Issa
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Cuentan que en cierta ocasión en un
muelle, un hombre de contextura muy grande y fornida, cayó en el agua. Toda la
gente estaba mirando para ver si alguien se decidía a lanzarse para salvarle la
vida.
Un
marinero que estaba ahí, se dispuso para echarse en el agua, pero no se decidía
e iba esperando, hasta que el pobre naufrago perdió casi todas las fuerzas;
entonces, cuando estaba a punto de perecer, el marinero se echó al agua y lo
salvó.
Poco después,
alguien le preguntó por qué había actuado de esa manera, esperando que el hombre estuviese
casi ahogado para salvarle; a lo que él
contestó que lo hizo para que así le fuera más fácil manejarlo y poderlo
salvar.
Lo
mismo sucede con muchos de nosotros, que solamente cuando estamos a punto de
perecer es que Dios puede intervenir a nuestro favor.
Mucha
gente se encuentra enfrentando problemas físicos, financieros, familiares,
laborales o luchando contra vicios y siguen batallando por salvarse a sí
mismos, continúan pataleando y haciendo todo lo que está a su alcance; pero
mientras no se rindan a Dios y permitan que Él los rescate, seguirán en el agua
peleando por sus vidas hasta que sus fuerzas se terminen y acaben por ahogarse.
Posiblemente
te equivocaste, te alejaste de Dios y ahora estás en medio del mar tratando de
salvar tu vida. No importa los esfuerzos que hagas ni cuán fuerte creas ser, si
Dios no interviene perecerás.
Dios
no ha dejado de escuchar tus oraciones ni disfruta verte solo y luchando por tu
vida desesperadamente, pero necesita que rindas tus fuerzas y le permitas
obrar. Él no va a permitir que te ahogues, no quiere que perezcas, solamente
está esperando que le des la oportunidad de salvarte.
Recuerda
que no importa cuánto hagas o cuánto aportes a caridad, no son tus obras ni tu
talento, fortaleza o inteligencia lo que te salvarán; solamente la gracia de
Dios puede socorrerte.
“Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:16 (RVR1960)
No
interesa cuánto te equivocaste, ni cuál fue tu pecado o el tiempo que llevas
luchando, mientras te arrepientas y reconozcas que sólo Dios puede ayudarte,
nunca perecerás; Él te está esperado con los brazos abiertos.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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