miércoles, 26 de febrero de 2014

EL VALOR DE LA FAMILIA EN UN MUNDO EN RUINAS

EL VALOR DE LA FAMILIA EN UN MUNDO EN RUINAS
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. Hebreos 10:21
Yo lo he escogido para que mande (instruya) a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del SEÑOR, haciendo justicia y juicio, para que el SEÑOR cumpla en Abraham todo lo que Él ha dicho acerca de él. Génesis 18:19

La familia es donde Dios se expresa para bendición de todas las naciones y pueblos. La promesa es para la familia; para el padre, la madre, los hijos. Es el centro y núcleo de la sociedad, lo que la mueve y hace progresar o caer y derrumbarse. Cuando la familia anda bien, Dios está de gozo. Si Ud. no se ha dado cuenta de lo importante que es la familia para Dios, le invito a que relea Génesis con los ojos del corazón. Allí vemos el plan perfecto de Dios al crear la familia, sus promesas de bendición condicionada a la obediencia. Satanás conocía del valor de la familia y contra ella dirigió su ataque mortal.
La serpiente astuta engañó a la familia y el escenario del mundo abrió sus cortinas al pecado y la maldad comenzó a desatarse en el corazón del hombre. El hombre comenzó a ensayar su modo –tristemente célebre - de esconderse de su desnudez entretejiendo hojitas de higuera para tapar su culpa. (Gn 3.7). Y Dios, que se paseaba por el jardín del Edén, llamó ¡AL HOMBRE! y le dijo ¿Dónde estás? (Gn 3.9).
Pobre Adán, sobre sus hombros casi pesa la disfunción de toda la humanidad y la triste realidad que han arrastrado a las familias sin Dios que todavía reniegan de Cristo y continúan confiando en sus propios recursos para vivir. Muchas veces he tratado de imaginarme el rostro de Adán cuando escuchó la voz de Dios en el jardín.
Pero hay buenas noticias. Lea nuevamente los versículos que encabezan esta meditación. Allí hay grandes verdades para la familia cristiana que tiene a Dios como edificador de su hogar:
Nosotros, los hombres, los PADRES de familia, hemos sido elegidos, como lo fue Abraham. ¿Para qué?
a) para instruir a los hijos y a la familia.
¿Y cuál es el propósito de Dios en esa tarea, cuál es el fin?
b) que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto.
¿Y entonces qué pasará? ¡Que el Señor cumplirá todo lo prometido!
Los hebreos tuvieron la primicia de atesorar y ser portavoces de este mensaje de tono redentor; Además de todas las promesas y la herencia incorruptible de Dios para la familia cristiana, tenemos, además, un gran sacerdote que la defiende y da su vida por ella (He 10.21). Su nombre es Jesús. Y para que Ud. lo entienda con claridad, permítame decirle que sacerdote es aquél que media entre Dios y su pueblo. Nuestro real sacerdocio como pueblo de Dios se debe a los méritos de Cristo en su obra redentora. La familia cristiana es también el núcleo del pueblo escogido por Dios para gloria de aquél que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2.9)
¿Qué vamos a hacer con esta información PADRES y hermanos? Oremos al Señor por  nuestra familia y por toda Su familia y, sobre todo, por los que tenemos la responsabilidad de instruirla. ¡Qué Él nos ayude!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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