LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE
Extracto del libro
“Familias Con Futuro” Por José Luis y Silvia Cinalli
Devocionaldiario.org
¿CUÁL ES LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE QUE TIENES QUE
TOMAR?
Era domingo. La iglesia estaba reunida en el templo
como de costumbre. Después de cantar algunos himnos emotivos, el pastor se
dirigió a la congregación y presentó al orador invitado. Se trataba de uno de
sus mejores amigos de la infancia. Mientras el auditorio lo seguía con la
mirada, el anciano ocupó el púlpito y comenzó a contar la siguiente historia:
“Un hombre, su hijo y un amigo de su hijo estaban navegando en un velero en la
costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las
olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero con
experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación y las aguas del océano
arrastraron a los tres”.
Al concluir esa frase, el anciano se detuvo y miró a
dos adolescentes sentados en la primera fila que, por vez primera desde que
comenzó la charla, mostraban interés; y siguió narrando: “El padre agarró una
soga y tomó la decisión más terrible de su vida: escoger a cuál de los dos
muchachos tirarle el otro extremo. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse.
El padre sabía que su hijo era un buen cristiano y también sabía que el amigo
de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que el embate de
las olas. Miró en dirección a su hijo y le gritó: – ¡Te quiero, hijo mío!- y
tiró la soga en dirección al amigo de su hijo. Al instante, su hijo se ahogó.
Jamás encontraron su cuerpo”.
Los dos adolescentes escuchaban con suma atención,
atentos a las próximas palabras del predicador. “El padre”, continuó el
anciano, “sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía
soportar el hecho de que el corazón de su hijo no estuviera preparado para
encontrarse con Dios. Por eso le contó a su hijo ¡cuán grande es el amor de
Dios que lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros!”.
Luego de esto, el anciano volvió a sentarse y hubo un
tenso silencio. Al final de la reunión, los adolescentes se encontraron con el
anciano. Uno le dijo: “Ésa fue una historia interesante, pero me cuesta trabajo
creer que ese padre haya sacrificado la vida de su hijo con la ilusión de que
el otro muchacho algún día decidera seguir a Cristo”. “Tienes toda la razón”,
le contestó el anciano, mientras miraba su Biblia gastada por el uso.
Y, mientras sonreía, miró fijamente a los dos jóvenes y
les dijo: “Esta historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido
para Dios entregar a su propio hijo por nosotros. A mí también me costaría
trabajo creerlo, si no fuera porque el amigo de ese hijo era yo”.
PARA PENSAR Y PRACTICAR
¿Ha compartido el evangelio con todos sus amigos y
familiares? ¿Ha orado y ayunado por ellos? Los sacrificios que pudiéramos hacer
para que las personas que más queremos obtengan la salvación en nada se
comparan con el sacrificio que Dios hizo al entregamos a su propio hijo.
Charles H. Spurgeon lo expresó de esta manera: “Si los
pecadores han de ser condenados, que sea sobre nuestros cadáveres. Si van a
perecer, que mueran en nuestros brazos. Que ninguno marche hacia el Infierno
sin que haya sido objeto de nuestras plegarias y oraciones”.
Comience hoy mismo. Ore por los que ama he incluya a
alguien que no reconoce del amor de Dios.
Lectura bíblica. “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se
pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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