"NO QUEBRARÁ LA CAÑA CASCADA, NI APAGARÁ EL PÁBILO QUE
HUMEARE."
Isaías 42: 3
Fuente: Charles H.
Spurgeon
La Chequera del
Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
Entonces puedo esperar un trato tierno de parte del
Señor. En verdad, me siento estar mi mejor condición siendo tan débil, y tan
plegable como un junco. Alguien dijo: "me importas un comino"; y la
expresión, aunque poco amable, no dejaba de ser cierta.
¡Ay!, yo soy
inferior a una caña que crece junto al río, pues ella al menos puede sostener
en alto su cabeza. Yo estoy cascado, grandemente, tristemente cascado. No hay
música en mí ahora; hay una rendija que deja escapar toda la melodía.
¡Ay de mí! Sin embargo, Jesús no me quebrará; y si Él
no lo hará, entonces poco me importa lo que otros intenten hacer. ¡Oh, dulce y
compasivo Señor, yo me acurruco bajo Tu protección, y me olvido de mis heridas!
En verdad es justo que también sea comparado al
"pábilo que humeare", cuya luz se ha extinguido, y sólo su humo
permanece. Me temo que soy una molestia más que un beneficio.
Mis temores me indican que el diablo ha apagado mi luz,
y me ha dejado un molesto humo, y que el Señor me aplicará pronto un
extinguidor. Sin embargo, percibo que aunque hubieren despabiladeras bajo la
ley, no había extinguidores; y Jesús no me apagará; por tanto, tengo
esperanzas.
Señor, enciéndeme de nuevo, y hazme brillar para Tu
gloria, y para exaltación de Tu ternura.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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