SHEMA ISRAEL
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Porque si tú fuiste cortado de
lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural
fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas
naturales, serán injertados en su propio olivo? Romanos
11:24
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Mira, he recibido orden de
bendecir; Si Él ha bendecido, yo no lo puedo anular. Números
23:20
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Dios cultivó un olivo
especial escogiendo a una nación para bendecir al mundo y a todas las familias
de la tierra. Los cristianos somos las ramas que Dios injertó de manera
sobrenatural en el tronco de su olivo natural. Cristo es el injertador, porque
la fe tiene más crédito en el cielo que los esfuerzos que hacen los hombres en
la tierra para ganar la salvación. Aun en tiempos tan difíciles como los de
hoy, donde la manipulación de la verdad corrompe los hechos verdaderos, los
gentiles (no judíos) redimidos por la sangre del Mesías, nos alimentamos de la
savia que fluye de las raíces del olivo de Dios que es el pueblo de Israel.
El Shemá (Dt. 6. 4-5)
que Moisés enseñó a los israelitas, fue la respuesta de Jesús a los religiosos
que le provocaron tendenciosamente para que Él les diera su parecer sobre el
mandamiento más importante. Al Shemá dicho de labios de Moisés, Jesús añadió un
segundo proyecto en forma de mandamiento para que el amar a Dios de tal manera,
tuviera repercusiones en el corazón humano en favor de los que están a nuestro
alrededor. ‘Jesús respondió: “El más importante es: ‘Escucha, Israel; el Señor
nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.’ “El segundo es
éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que
éstos.” (Mr. 12.29-31).
Es urgente que el
pueblo de Dios en Cristo comience a interceder por la paz en Israel y
Jerusalén, sin prejuicios y con objetividad. Balac (Números 22), Rey de Moab,
buscó desesperadamente a Balaam para poner tropiezos a Israel y maldecirlo.
Balac le dijo a Balaam: ‘Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la
superficie de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra
ellos y expulsarlos.’ ” (Nm 22.11). La advertencia de Dios no se hizo esperar:
‘Y Dios dijo a Balaam: “No vayas con ellos; no maldecirás al pueblo, porque es
bendito.” (Nm 22. 12).
Y ya en plena cordura
el propio Balaam se lamentaba delante del Rey enemigo de Israel: “¿Cómo
maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el Señor no ha
condenado? (Nm 23.8). Esta es una advertencia para los Balac de estos días que
nunca tomaron notas en la clase de historia. ¡Cuidado, pueblo de Dios, rama
injertada al olivo del Señor! Las cosas no siempre serán así.
El pueblo de Israel
será re-injertado nuevamente y será salvo “…«El redentor vendrá de Sión y
apartará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos cuando perdone
sus pecados.» (Ro 11.26-27).
Hay cierta tendencia
entre el pueblo de Dios a pensar que Israel ha perdido toda bendición por su
incredulidad al no reconocer a Jesucristo, el Mesías; y que la iglesia es
sustituta y merecedora de las promesas que Dios ha preparado para Israel. Es un
error de púlpito porque todo se consumará en el tiempo de Dios y a la iglesia
lo que corresponde orar por la paz entre israelitas e ismaelitas. Dios tiene el
poder de cambiar la incredulidad de Su pueblo en fe salvadora en su Ungido.
Aunque allí haya oposición al evangelio y hasta se
muestre arrogancia e indiferencia por la salvación de los gentiles, el plan de
Dios es irrevocable y las promesas del Reino se cumplirán por la obra del
Espíritu Santo. Dios nunca ha dejado de amar a Israel, le pertenece por pacto
perpetuo, así como la iglesia será siempre oveja de su prado hasta el
arrebatamiento. El Shemá (escucha…oh Israel…) trae hoy nuevos vientos de la
misericordia de Dios para su pueblo, judíos y gentiles del nuevo Israel que
reposa sobre la cruz de Cristo. Es un grito de esperanza para toda la
humanidad. Recuerda la promesa del Altísimo al patriarca: “Bendeciré a los que
te bendigan, Y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las
familias de la tierra.” (Gn 12.3).
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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