jueves, 22 de mayo de 2014

CÓMO DEBEMOS ORAR: TRES MODELOS 1

CÓMO DEBEMOS ORAR: TRES MODELOS 1
Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
Publicado por: Edgardo Tosoni
Devocionaldiario.org
Pasaje Clave: Mateo 6: 5-15.
Por lo general, de continuo hacemos hincapié en que las oraciones reciben contestación. Sin embargo, el Señor Jesús pone énfasis en que las oraciones reciben recompensa. ¿Cómo lo sabemos? Porque la palabra “recompensa” que se usa en el versículo 5 es la misma que se utiliza en el versículo 2 con respecto a las limosnas, y en el versículo 16 con al ayuno. Si la recompensa es la contestación a la oración, ¿entonces qué significa dicha palabra en relación con las limosnas y con el ayuno? A juzgar por el contexto, la recompensa aquí se refiere a la que se obtiene en el tiempo del reino. Aquí se nos indica que la contestación a la oración es secundaria, mientras la recompensa de la oración es primaria.
Si nuestra oración está de acuerdo con la mente de Dios, no sólo será respondida, sino que también será recordada en el futuro, en el Tribunal de Cristo, para su recompensa. Y por tanto, la oración que se menciona aquí nos impartirá justicia, así como nos da respuesta hoy. En otras palabras, nuestra oración de hoy es nuestra justicia. Sin embargo, la justicia de la oración no se obtiene orando descuidadamente, sin piedad, habitualmente ni impropiamente. Por el contrario, el Señor nos enseña aquí que no debemos imitar las oraciones de dos clases de personas. Y también nos enseña una oración modelo.
1. NO COMO LOS HIPÓCRITAS.
“Y cuando ores -dice el Señor-, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres”.
La oración es, en primer lugar, comunión con Dios para la manifestación de la gloria de Dios. Pero esos hipócritas usan la oración que debe glorificar a Dios para glorificarse a sí mismos; en consecuencia, les gusta orar en las sina­gogas y en las esquinas de las calles. Actúan de este modo para ser vistos de los hombres, puesto que las sinagogas y las esquinas de las calles obviamente son lugares públicos donde se reúne la gente. No oran para que Dios los oiga, sino para ser vistos de los hombres. Se proponen manifestarse ellos mismos. Tal oración es excesivamente superficial. No puede considerarse como una oración a Dios, ni como una comunión con Él. Puesto que el motivo de tal tipo de oración es recibir la gloria de los hombres, no está registrada delante de Dios y, por tanto, no obtendrá nada de Él. Ya han recibido su recompensa en la alabanza de los hombres, y por lo tanto no serán recordadas en el reino venidero.
¿Entonces cómo debemos orar? El Señor continúa: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y ce­rrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. La palabra “aposento” es figurada en este caso. Así como las “sinagogas” y las “esquinas de las calles” sirven para representar lugares públicos, así el “aposento” representa un lugar oculto. Ciertamente uno puede hallar un aposento aun en las esquinas de las calles y en las sinagogas, o en un camino abierto así como en un automóvil. ¿Por qué? Porque un aposento es un lugar donde usted tiene comunión con Dios en secreto, y en el cual no despliega su oración a propósito. Las palabras “entra en tu aposento, y cerrada la puerta” significan cerrar la puerta para que el mundo quede afuera y nosotros quedemos adentro. En otras palabras, debemos descartar todas las voces de afuera, y callada y silenciosamente orar a nuestro Dios.

(CONTINÚA…)
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”



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