"MAS A
JEHOVÁ VUESTRO DIOS SERVIRÉIS,
Y ÉL BENDECIRÁ TU PAN Y TUS AGUAS."
Éxodo 23: 25.
Fuente: Charles H. Spurgeon
Fuente: Charles H. Spurgeon
La Chequera del
Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
¡Qué promesa es esta! Servir a Dios, en sí mismo, es un excelso deleite.
Pero ¡qué inmenso privilegio es que la
bendición del Señor descanse sobre nosotros en todas las cosas!
Nuestras cosas más comunes se
vuelven benditas cuando nosotros mismos somos consagrados al Señor. Nuestro
Señor Jesús tomó el pan y lo bendijo; he aquí, nosotros también comemos del pan
bendito.
Jesús bendijo el agua y la
convirtió en vino: el agua que bebemos es mucho mejor para nosotros que
cualquier vino con el que los hombres celebran; cada gota contiene una
bendición.
La bendición divina está en el
hombre de Dios en todo, y permanecerá con él en todo momento.
¡Qué importa si sólo contamos con pan y agua! Pues se trata de pan y agua benditos.
Pan y agua tendremos. Esto está
implícito, pues tienen que estar allí para que el Señor los bendiga.
"Se te dará tu pan, y tus
aguas serán seguras." Con Dios a nuestra mesa, no solamente pedimos una
bendición, sino que tenemos una.
No es sólo en el altar, sino también en la
mesa, que Él nos bendice.
Él sirve bien a quienes le
sirven bien.
Esta bendición de la mesa no es
por deuda, sino por gracia. En verdad, hay una gracia triple: Él nos concede
gracia para servirle, por Su gracia nos alimenta con pan, y luego, en Su gracia
lo bendice.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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