VIDA
PLENA PARA SER MENSAJEROS DEL ÚNICO EVANGELIO
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Pablo, apóstol de Cristo Jesús
por la voluntad de Dios, según la promesa de vida que hay en Cristo Jesús. 2
Timoteo 1:1
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El mensajero perverso cae en la
adversidad, pero el enviado fiel trae sanidad. Proverbios
13:17
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Resulta que ahora se
ha desatado una ola de nuevos oficiantes y administradores de la gracia. Un
nuevo clericalismo está de moda, apóstoles auto proclamados, patriarcas
embaucadores y bribones que buscan adoración y reconocimiento entre el pueblo
más inocente, más humilde y sensible a la belleza del evangelio. Si Pablo fue
Apóstol fue por la voluntad de Dios. Su apostolado le fue dado por el mismo
Señor cuando dijo “… él es mi instrumento escogido, para llevar mi nombre en
presencia de los gentiles, de los reyes y de los israelitas” (Hechos 9.15).
Pablo lo afirmaba de igual manera al escribirle a los romanos. “Pablo, siervo
de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de
Dios” (Ro 1.1) y unos versículos después: “Por medio de él, y en honor a su
nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que
obedezcan a la fe”. (Ro 1.5).
Un apóstol es
“alguien que ha sido enviado con autoridad para actuar en nombre de aquel que
lo ha enviado” (Deiros, P. A. (1997). Diccionario Hispano-Americano de la
misión). De manera que si somos movidos por el Espíritu Santo para hacer la
Gran Comisión que nos dejó el Señor (Mateo 28:18-20), todos, de cierta manera,
hemos sido llamados al apostolado que no es más que “ir y hacer discípulos”,
plantando iglesias, predicando el evangelio de salvación, confirmando la fe de
los nuevos creyentes, encarnando una vida piadosa de amor y de justicia para
testimonio en el nombre de Jesús. Sin embargo, Pablo nos advirtió contra
algunos que diciendo serlo, sólo andan buscando lo suyo gloriándose a sí mismo:
“Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan
como apóstoles de Cristo” y abundaba: “Y no es de extrañar, pues aun Satanás se
disfraza como ángel de luz”. (2 Co 1-13-14).
Dios ha puesto
apóstoles en su iglesia (1 Corintios 12.28). El apostolado es un don
espiritual. La Palabra debe ser predicada y difundida hasta lo último de la
tierra; la iglesia del Dios viviente debe continuar saturando nuestras
naciones, pero todo para la gloria de Dios. Jesús dijo que “el enviado (el
apóstol) no es mayor que el que le envió” (Jn 13.16). Algunos medios de
comunicación permeados de nuevas tendencias a glorificar al hombre y no a Dios,
se han encargado de encumbrar y alabar a los milagreros de ocasión.
Lamentablemente algunos hermanos en la fe todavía necesitan ver “señales” del
Dios altísimo para creer, olvidando que vivimos por fe, “la convicción de lo
que no se ve, la certeza de lo que se espera” (Hebreos 11.1).
No nos dejemos
impresionar por la fanfarria y el trapo que se usa para predicar en los púlpitos
signados por la milagrería barata y engañadora que pregona la prosperidad de
los fieles en proporción multiplicada a lo que se entrega en el “alfolí” de los
diezmos y ofrendas. La iglesia de Cristo no debe callar ante estos abusos
psicológicos. Prediquemos al Cristo que llamó bienaventurados a los pobres de
espíritu y les prometió un Reino, a los que lloran, a los humildes, a los que
tienen hambre, a los misericordiosos y a los que buscan la paz (Mateo 5), al
que quitó las caretas de la hipocresía a fariseos y falsos intérpretes de la
ley (Lucas 11).
Hemos sido llamados a
cumplir la misión de “hacer discípulos”, no de nosotros, sino de Cristo. Somos
los mensajeros – apóstoles de las buenas nuevas de salvación – por los méritos
grandiosos de Jesucristo en la cruz. ¡Créalo! Él nos ha dado la autoridad
necesaria en nombre del Padre para derribar todo tipo de fortalezas contrarias
al reino de las tinieblas. ¡Sólo para su gloria!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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