UNA MADRE LASTIMADA
LASTIMA
Fuente: Norma Peraza
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Lo natural
en madres que son psicológicamente sanas es que amen a sus hijos y por ello les
hacen saber con hechos y palabras que son amados de manera incondicional;
protegiéndolos, educándolos y ayudándoles a ser mejores personas.
¿Qué sucede cuando una madre en su papel de hija en vez
de sentirse amada por sus padres se sintió rechazada? Que en lugar de recibir
disciplina en amor, fueron gritos y explosiones; a cambio de presencia fue
ausencia; en vez de palabras positivas, fueron críticas y ofensas, en vez de
protección fue abuso.
Quizá le tocó vivir en un ambiente donde uno de los
padres consumía alcohol, drogas; el ver a mamá con uno y con otro. Incluso pudo
tener una excelente relación con sus padres, pero haber pasado una mala experiencia
con el esposo, el padre de sus hijos provocándole heridas en el alma, afectando
con ello también la relación con los hijos.
Si tú eres una madre que ha sido lastimada por éstas u
otras circunstancias de la vida que han hecho guardar cosas desagradables en tu
corazón, y que de manera inconsciente o consiente también estás afectando la
relación con tus hijos, te invito a que sigas los siguientes tres pasos.
1)
ESTAR DISPUESTA
Una madre lastimada, no significa que no desee el bien a
sus hijos o que no los ame, claro que los ama, pero es muy difícil dar lo que
no se tiene, y lamentablemente un alma herida, tiende a lastimar a los demás.
Provoca a veces, aunque no quiera momentos de frustración, tristeza y enojo,
por ello, se dan tantos casos de madres que por cualquier detalle se la pasan
gritando, dicen palabras hirientes, ofensivas y hasta llega hablar
mal de la paternidad.
Después pueden arrepentirse pero cuando menos lo piensan
siguen cometiendo el mismo error, entonces el primer paso para corregir el
camino, es estar dispuesta a limpiar y vendar las heridas. Para ello debes
aceptar que hay cosas de tu pasado que no puedes cambiar, y enfocarte en lo que
sí puedes como mejorar la relación con tus hijos y la manera de tratarlos.
Si hay algo en tu vida que te parece demasiado fuerte,
puedes salir adelante. La Biblia nos habla de grandes hombres y mujeres de Dios
que pasaron por dificultades muy grandes, incluso en algún momento perdieron
los ánimos de seguir viviendo. Personajes como Job, Moisés, Elías y otros,
lograron superarlas y sus circunstancias cambiaron logrando cosas
sorprendentes.
2)
ENCUENTRA AYUDA
Sabemos que esta vida es muy corta y que está llena de
problemas, pero Dios es el principal interesado en que superemos las
adversidades, así que te invito a que hables con Dios. Comunícale todo lo que
sientes, vacía todas tus emociones, aquello que te ha lastimado y que deseas
sanar totalmente. Recuerda que la oración es el mejor recurso para hablar con
Dios en cualquier momento para cualquier cosa que quieras decirle.
Después busca a una amiga o alguien de la familia de
confianza que pueda escucharte. Platíquele también cómo te sientes y que tu
gran deseo es sanar tu corazón por lo que necesitas ayuda para superarlo, y si
es necesario juntas busquen a un profesional capacitado en tratar trastornos
emocionales.
Así como la gente que padece del corazón acude al
cardiólogo, las mujeres con situaciones de la matriz, acude al ginecólogo,
también hay psicólogos, psiquiatras, orientadores familiares que ayudan a
quienes padecen trastornos emocionales.
La ciencia reconoce que hay una amplia variedad de
desórdenes psicológicos, algunos de los cuales son emocionales y otros físicos.
Que no te dé pena buscar ayuda profesional, no tienes por qué avergonzarte, como
tampoco lo haces cuando acudes con un especialista por enfermedad física.
Recuerda Dios ha puesto la medicina y a los médicos en este mundo como un
instrumento más.
3)
ENFÓCATE EN LO BUENO
Como en esta vida todo es un proceso, mientras logras
superar poco a poco las heridas del alma con lo ya mencionado, es importante
que te enfoques en lo bueno, tu(s) hijo(s). Lo más valioso que Dios te ha
prestado, para que le des lo mejor de ti, lo ayudes a ser mejor persona, madre
o padre de familia, un buen ciudadano y siervo de Dios, para que al final del
camino puedas decir “bien hecho”.
Si sientes que es muy tarde porque tu(s) hijo(s) ya
están grandes, déjame decirte que nunca es tarde para aprovechar la oportunidad
de hacer lo correcto. En este caso, tú, junto con el hijo (a) busquen
reconciliarse y recibir ayuda ambos, porque tus nietos merecen recibir lo
mejor, y los hijos de tus nietos también.
Hoy puedes hacer la diferencia con tu descendencia.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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