jueves, 22 de mayo de 2014

CÓMO DEBEMOS ORAR: TRES MODELOS 3

CÓMO DEBEMOS ORAR: TRES MODELOS 3
Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
Publicado por: Edgardo Tosoni
Devocionaldiario.org
CONTINUEMOS.
3. “Vosotros, pues, oraréis así”.
Ahora veamos cómo nos enseña el Señor a orar. Esta ora­ción se conoce comúnmente como la oración del Señor. Esta opinión está equivocada. Porque esta no es la ora­ción propia del Señor; es la oración que Él nos enseñó. Esto está muy claramente establecido en Lucas 11: 1-4. Debemos aprender muy bien esta oración.
“Vosotros, pues, oraréis así”. Orar así no significa repetir estas palabras cada vez que oramos. No, el Señor no quiere dar a entender eso de ningún modo. Él nos está enseñando cómo orar, no está diciéndonos que repitamos estas palabras.
Desde que comenzó el mundo, a menudo se han ofrecido oraciones a Dios. Generación tras generación, vez tras vez, incontables personas han acudido a Dios en oración. Raras veces hay personas que oran bien. Muchos piensan en lo que ellos mismos desean tener; pocos ponen atención a lo que Dios quiere. Por esta razón, el Señor Jesús abre su boca para enseñarnos a orar como aquí lo indica. Y este tipo de oración tiene un tremendo peso, grandeza y profundidad. Ahora bien, a menos que no tengamos la intención de aprender, tenemos que aprender a orar “así”, si de alguna manera hemos de aprender a orar. Porque Dios vino a la Tierra para hacerse hombre, y por primera vez este hombre nos dice que sólo este tipo de oración es correcto.
El Señor quiere que oremos a “nuestro Padre que está en los cielos”. El nombre “Padre” es una nueva manera en que los hombres pueden dirigirse a Dios. Antes, los hombres lo llamaban, “el Dios Todopoderoso”, “el Altísimo”, “el eterno Dios” o “Jehová Dios”; nadie se atrevía a lla­mar a Dios “Padre”. Sólo aquellos que son engendrados de Él son los hijos de Dios. Sólo ellos pueden dirigirse a Dios como “Padre”. Esta es una oración que se hace al “Padre nuestro que estás en los cielos” y, por tanto, la hacen los que se basan en que son hijos de Él. Cuán dulce y consolador es poder acudir a Dios y decirle: “Padre nuestro que estás en los cielos”.
Originalmente, sólo nuestro Señor Jesús podía llamar a Dios “Padre”; pero ahora, el Señor quiere que nosotros también lo llamemos “Padre nuestro”. Grande en verdad es esta revelación. Si no fuera por el hecho de que Dios nos amó tanto y dio a su hijo unigénito por nosotros, ¿cómo podríamos llamarlo jamás “Padre nuestro”? Gracias a Dios, por la muerte y resurrección de su Hijo, hemos llegado a ser hijos de Dios. Hemos obtenido una nueva posición. De aquí en adelante, nuestra oración se hace a nuestro Padre que está en los cielos. ¡Cuán íntimo, cuán libre y cuán exaltado es este hecho! Que el Espíritu del Señor nos dé mayor comprensión de Dios como Padre, y también la confianza de que nuestro Padre es a la vez amante y paciente. Él no sólo oirá nuestra oración, sino que hará que tengamos el gozo de orar también.
Esta oración puede dividirse en tres parte: la primera pertenece a las cosas de Dios, y es la oración que expresa los tres deseos de nuestro corazón para con Dios (versículos 9, 10), que son de naturaleza más básica; la segunda atañe a nuestros propios asuntos, y está constituida por peticiones para que Dios nos proteja (versículos 11, 13a); en tanto que la tercera es nuestra declaración, es decir, nuestras alabanzas a Dios (versículo 13b). Consideremos cada una de estas partes por separado.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


No hay comentarios:

Publicar un comentario