NO VIVO LA VIDA QUE QUIERO 4
Por
Alejandra Stamateas
Publicado
por: Edgardo Tosoni
Devocionaldiario.org
CONTINUEMOS.
Quizás
pienses: “Si mi familia me tratara bien, yo sería una seda” o “si mi ex pareja
dejara a la otra para venir conmigo, yo me sentiría plena”. Tal vez estés
esperando que los demás te traten bien, te pidan perdón o valoren tu trabajo.
Lo cierto es que si te limitas a esperar la aprobación del otro, tu felicidad
no va a depender de vos, sino de los demás.
Recuerda
que lo que importa en la vida son las determinaciones que tomes y aquello que
te propongas construir. Ya no dependas del trato que te brinda el otro ni
esperes que te traten como reina. ¡Dios ya te puso la corona! Date tu lugar y
empieza a valorarte pronunciando frases como: “¡Mira qué hermoso lo que
construí en casa!”, “¡qué lindo esto que pude construir en mi vida espiritual!
Ahora tengo un lugar exclusivo para encontrarme con Dios y tener una relación
más profunda con Él” o “¡qué bueno que he logrado mantener a mis hijos sola a pesar
de todas las dificultades!”.
No
lo vivas como una carga ni lo expreses a modo de queja. Por el contrario,
tómalo como una victoria y valóralo, porque es parte de tu herencia, de esa
riqueza conformada por todo lo que has logrado hasta el día de hoy. Cierra tus
ojos y haz un recuento de todo lo que has logrado y construido en tu vida.
Recuerda que cada día pusiste un ladrillo, porque diariamente uno tiene el
derecho y la obligación de volver a empezar.
Rut
no fue a la tierra nueva para disfrutar de una vida fácil, sino para trabajar,
y así logró espigar quince kilos en un día, es decir, ella se ganó en esa
jornada el sueldo de todo un mes. Del mismo modo, quiero decirte que tienes la
fuerza para ganar en un día lo que no ganaste en años. No te límites ni te
estanques pensando que no hay nada que puedas hacer con tu vida. Ten presente
que eres tú y no los demás los que tienen que hacer algo por vos. ¡No permitas
que las circunstancias te dominen o que el sistema te gane! Haz cosas
distintas, ¡construí algo nuevo! Rut no solo se ganó el sustento, sino también
a Booz, el dueño del campo. Ella pasó de ser una viuda pobre a ser una mujer
millonaria. Todo eso se debió a que afirmó con determinación: “Sé que puedo
hacer algo con mi vida. ¡Voy a tomar buenas decisiones!”.
El
segundo pasaje citado al comienzo habla acerca de un decreto del rey Ciro por
el cual mandó a construir un templo en Jerusalén. Cabe aclarar que un decreto
es una disposición que no se puede modificar.
Quiero
decirte que Dios soltó sobre tu vida un decreto que dice que vos naciste para
construir. El Señor te dice: “Quiero que te edifiques. Al levantarte cada
mañana quiero que me muestres el ladrillo que vas a poner en tu vida, porque yo
he decretado que vas a construir cosas grandes”. Hay algo que tienes que
construir cada día para avanzar hasta llegar a ese trabajo, a esa familia, a
esa meta que tanto anhelas. Aunque el enemigo te diga por las mañanas: “Ya no
puedes edificar más”, “ya no tienes fuerzas”, “nunca estudiaste”, “tu
matrimonio fracasó”, “¿cómo vas a viajar, si apenas saliste de tu barrio?”,
“con la enfermedad que tienes no puedes construir más”, “cada vez vas a estar
peor”, o “hiciste todo mal y ya no tienes edad para alcanzar eso que quieres”,
recuerda que hay un decreto sobre tu vida que dice: “Naciste para construir
algo grande para mí”.
Cada
mañana tienes que volver a empezar no de la nada, sino desde lo que ya
construiste anteriormente. Hoy Dios decreta sobre tu vida: “Te levantarás cada
día y seguirás construyendo el propósito que te di”. Amén.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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