NUESTRAS
PRIORIDADES
Fuente: Samuel Caraballo
Congregación León de Judá
Pero tú, oh hombre de Dios,
huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la
perseverancia y la amabilidad. 1
Timoteo 6:11
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Él te ha declarado, oh hombre,
lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar
la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios? Miqueas
6:8
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Igual que hoy, en el
tiempo antiguo había muchos que median el valor humano de acuerdo con las
riquezas y posesiones que uno pudiese acumular. Pablo, el padre espiritual y
mentor de Timoteo, le aconseja a su pupilo a no seguir los pasos de aquellos
que pensaban de dicha manera. El Apóstol recalca que el que hace del dinero la
prioridad y meta de su vida caen en una trampa existencial; “se vuelve esclavo
de sus propios deseos”. Bien lo explica el viejo refrán que dice: “el que más
tiene más quiere”. Es esta perpetua inconformidad causada por deseo desmedido
por el dinero la que lleva a muchos a poner los preceptos de Dios en segundo
plano en sus vidas. Sin, embargo es importante mencionar que este fenómeno del
“amor al dinero” no solo afecta a los que se desviven por ser ricos.
Dicha ideología
también afecta aquellos que asumen una postura derrotista y desinteresada ante
lo males que afectan a las comunidades vulnerables. En lugares afluentes donde
viven las personas con recursos no se toleraría que las escuelas para los niños
sean un desastre, que los hospitales sean ineficiente, que las viviendas sean
decrepitas, ni que el medio ambiente este contaminado. Sin embargo este mismo
factor afecta día a día las comunidades de bajos recursos en nuestros países. Cuando
nos inmutamos ante de la contaminación, la deserción escolar, la falta de
servicios médicos y las viviendas inapropiadas en los barrios y comunidades
pobres perpetuamos la idea de que el valor humano se mide en “dólares y en
centavos”. Lo que no es aceptable para las personas afluentes no debe ser
tolerado en el pobre.
Nosotros los que
hemos hecho de Cristo nuestra prioridad sabemos que el valor de todo ser humano
es incalculable, indistintamente de cuánto dinero este/esta tenga en su cuenta
de banco. En la cruz, Cristo reveló con su muerte sacrificial el verdadero
precio de cada una de nuestras vidas. Jesús pago con su vida el mismo precio
por todos. Es desde esta plataforma teológica que podemos entender las
implicaciones del mensaje de Pablo a Timoteo: “Tú, en cambio, hombre [y mujer]
de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe,
el amor, la constancia y la humildad.” (vv.11)
Es importante notar
que para Pablo no es suficiente “huir” de la idolatra al dinero. Para el
Apóstol también es necesario asumir una postura remedial en contra de las
ideologías que buscan asignar una cifra monetaria a las vidas humanas. Es por
esto, que a pesar de disparidades económicas del mundo Greco-Romano, Pablo
presenta “la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad”
como antídoto a la visión corrupta del mundo hacia la vida humana.
Lamentablemente, en el mundo moderno los servicios
indispensables para el desarrollo humano apropiado (educación, salud, vivienda,
y seguridad pública) se rigen por presupuestos gubernamentales. Esto significa
que los que tiene mayores recursos pueden exigir y cabildear por mejores
servicios. El llamado de Dios a través de Pablo a “esmerarnos en seguir la
justicia….” nos invita a retar la manera en la cual el “mundo” asigna valor a
la vida humana. Si Cristo pago el mismo precio por todos, nosotros estamos
llamados a luchar por un futuro más equitativo para todo ser humano,
especialmente para los pobres y marginados de la tierra. En nuestro esfuerzo
por mejores oportunidades de desarrollo para los “marginados” honramos el
sacrificio ilimitado de Jesucristo por toda la humanidad.
Recibe una
Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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