SÉ
ESPECÍFICO CUANDO ORAS
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá
Piden y no reciben, porque
piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres. Santiago
4:3
|
||
Te ruego, oh Señor, que Tu oído
esté atento ahora a la oración de Tu siervo y a la oración de Tus siervos que
se deleitan en reverenciar Tú nombre. Haz prosperar hoy a Tu siervo, y
concédele favor delante de este hombre. Nehemías
1:11
|
Ser específico es muy
importante en la vida de fe, sobre todo en lo que tiene que ver con nuestras
peticiones al Señor. Paul Yonggi Cho, en su libro 'Oración, la clave del
avivamiento,' declara: Dios siempre ha contestado a las oraciones directas y
concretas. Todo lo que El hace tiene un plan y propósito. En Génesis 1 y 2 se
nos dice que Dios creó dentro de unos marcos de tiempo específicos llamados
días. Cuando mandó a Moisés que construyera el tabernáculo, le dio instrucciones
claras; no dejó que él decidiera si habría de confeccionar la tienda de
aproximadamente veinte codos (la longitud que hay entre el codo y la punta del
dedo); no, se le dijo exactamente cómo debía ser de larga y de ancha. Por lo
tanto, Dios es un Dios preciso, y El espera de nosotros que oremos con
precisión.
Una y otra vez vemos
en las Escrituras que las grandes oraciones que cambiaron el destino de la
nación de Israel, o que orientaron el corazón de Dios hacia un fallo favorable,
poseían una cualidad de especificidad y pasión. Véase, por ejemplo, la oración
de Nehemías en Nehemías 1:4-11. Es importante que nuestras oraciones
manifiesten ese mismo nivel de intensidad, compromiso y enfoque.
En el siglo
dieciséis, el gran reformador escocés John Knox exclamó al Señor en una de sus
oraciones a favor de su nación: “¡Dame Escocia o me muero!” Ese es el tipo de
oración desesperada que Dios se ha complacido en honrar a través de los siglos,
y que siempre ha extraído poder de parte del trono de la gracia. A veces Dios
permite que nos encontremos contra la espada y la pared para que se suscite en
nosotros la postura de fe concentrada que provoque de parte del cielo la
respuesta que esperamos. Frecuentemente, las dilaciones y silencios de Dios
forman parte de su trato en nuestras almas, para depurarnos de todo lo que
contamina nuestras peticiones y les quita fuerza e intensidad.
En Jeremías 29:12,
Dios les promete a los hebreos exiliados en Babilonia que al final de setenta
años de disciplina y tratamiento espiritual sus oraciones finalmente alcanzarán
Su trono, porque habrán adquirido esa cualidad de total entrega y
concentración: “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os
oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Y seré hallado por vosotros, dice Jehová”.
Es precisamente esa pasión, ese estado de
definición y lucidez en cuanto a lo que estamos pidiendo, lo que nos permite
ser claros y precisos en la presentación de nuestras peticiones. ¡Cuando
nuestra pasión adquiere intensidad al rojo vivo, nuestra acción y nuestra
petición poseerán esa cualidad definida que tanto le agrada a Dios! Muchas
veces a través de la Escritura vemos que es precisamente ese tipo de acción
apasionada la que genera una decisión favorable de parte del cielo
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario