ENCUBIERTO
Fuente: Ana María Frege Issa
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
El rey David
es conocido por haber sido “un hombre conforme al corazón de Dios” y a muchos
de nosotros nos gustaría ser hombres y mujeres con esa característica. Pero en
ocasiones, cuando fallamos, nos desanimamos y creemos que Dios nos descartará,
que ya no podremos agradarle e inclusive llegamos a creer que ya no nos ama.
Sin embargo,
cuando revisamos la historia de David encontramos una parte oscura, había
codiciado a la esposa de Urías el hitita, tenido relaciones con ella y
envió a matar a Urías cuando se enteró que Betsabé estaba embarazada. Después
se casó con ella y nació su hijo y hasta aquí todo parece ir bien, pareciera
que nadie se dio cuenta de lo que pasó.
Es
inevitable, leyendo esta historia, preguntarnos ¿cómo puede encontrarse su
nombre entre aquellos hombres de fe que se destacan como ejemplos en Hebreros
11?
Pero Dios no
quedó indiferente, había estado observando todo lo que David había hecho y el
dolor que estaba atravesando por el pecado encubierto. Por eso vemos que en 2
Samuel 12 Dios envía a Natán, el profeta a hablar con el rey y éste le cuenta
una historia a David:
“Había dos
hombres en cierta ciudad; uno era rico y el otro, pobre. El hombre rico
poseía muchas ovejas, y ganado en cantidad. El pobre no tenía nada, sólo
una pequeña oveja que había comprado. Él crió esa ovejita, la cual creció junto
con sus hijos. La ovejita comía del mismo plato del dueño y bebía de su vaso, y
él la acunaba como a una hija. Cierto día llegó una visita a la casa del
hombre rico. Pero en lugar de matar un animal de su propio rebaño o de su
propia manada, tomó la ovejita del hombre pobre, la mató y la preparó para su
invitado”.
David se
puso furioso con el relato y dijo que cualquiera que hiciera eso debía morir.
Cuando el profeta le dijo que se trataba de su historia, el rey se arrepintió y
confesó su pecado pero debía enfrentar la consecuencia de sus
acciones. Sin embargo, Dios no lo quitó de la Biblia ni buscó otra persona para
la línea genealógica de Jesús.
Dios es
compasivo y ve más allá de nuestros errores, mira nuestro corazón. Él no
va a destruirnos por nuestros pecados, pero pondrá situaciones y personas que
nos lleven a ver nuestro pecado y arrepentirnos. Él nos disciplina porque nos
ama, el que fallemos no nos aleja de su amor.
Dios
sabe que somos humanos, que fallamos y muchas veces son los mismos errores una
y otra vez; pero conociendo lo débiles que somos Él siempre está dispuesto a
perdonarnos y limpiarnos de nuestros pecados.
“pero si
confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para
perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9
El pecado
encubierto siempre traerá dolor, te debilitará, ensombrecerá tu espíritu. No
demores más, confiesa tu pecado y sé libre de aquello que te atormenta. No
dejes, como David, que tu silencio consuma tus huesos y tu fuerza se vaya
debilitando.
Dios tiene
un plan para ti y bendiciones para tu vida pero no podrá cumplir sus propósitos
sino limpias primero esa herida infectada que tienes en el corazón.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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