LA ÚLTIMA LÁGRIMA
Fuente: sitiodeesperanza.com
Allí estaba, sentado en
una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda;
gorra marrón, manos arrugadas sosteniendo un viejo bastón de madera; pantalones
que arremangados dejaban libres sus pantorrillas y una camisa blanca, gastada,
con un chaleco de punto tejido a mano.
El anciano miraba a la nada. Y el viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto que me fue muy difícil acercarme, a preguntarle, o siquiera consolarlo. Por el frente de su casa pasé mirándolo, al voltear su mirada la fijó en mí, le sonreí, lo saludé con un gesto aunque no crucé la calle, no me animé, no lo conocía y si bien entendí que en la mirada de aquella lágrima se mostraba una gran necesidad seguí mi camino, sin convencerme de estar haciendo lo correcto. En el camino guardé la imagen, la de su mirada encontrándose con la mía. Traté de olvidarme.
El anciano miraba a la nada. Y el viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto que me fue muy difícil acercarme, a preguntarle, o siquiera consolarlo. Por el frente de su casa pasé mirándolo, al voltear su mirada la fijó en mí, le sonreí, lo saludé con un gesto aunque no crucé la calle, no me animé, no lo conocía y si bien entendí que en la mirada de aquella lágrima se mostraba una gran necesidad seguí mi camino, sin convencerme de estar haciendo lo correcto. En el camino guardé la imagen, la de su mirada encontrándose con la mía. Traté de olvidarme.
Caminé rápido como
escapándome. Compré un libro y cuando llegué a mi casa, comencé a leerlo esperando
que el tiempo borrara esa presencia......pero esa lágrima no se
borraba........Los viejos no lloran así por nada, me dije. Esa noche me costó
dormir, la conciencia no entiende de horarios y decidí que a la mañana volvería
a su casa y conversaría con él, tal como entendí que me lo había pedido.
Luego de vencer mi pena,
logré dormir. Recuerdo haber preparado un poco de café, compré galletas y muy
deprisa fui a su casa convencido de tener mucho por conversar. Llamé a la
puerta, cedieron las rechinantes bisagras y salió otro hombre. ¿Qué desea?
preguntó, mirándome con un gesto adusto. Busco al anciano que vive en esta
casa, contesté. Mi padre murió ayer por la tarde, dijo entre lágrimas. ¡Murió!
dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nubló y los ojos
se me humedecieron. ¿Usted quién es? volvió a preguntar. En realidad, nadie,
contesté y agregué. Ayer pasé por la puerta de su casa, y estaba su padre
sentado, vi que lloraba y a pesar de que lo saludé no me detuve a preguntarle
pero hoy volví para hablar con él pero veo que es muy tarde. No me lo va a
creer pero usted es la persona de quien hablaba en su diario.
Extrañado por lo que me
decía, lo miré pidiéndole más explicación. Por favor, pase. Me dijo aún sin
contestarme. Luego de servir un poco de café me llevó hasta donde estaba su
diario y la última hoja rezaba: Hoy me regalaron una sonrisa plena y un saludo amable.....hoy es un día
bello. Tuve que sentarme. Me dolió el alma de solo pensar lo importante que
hubiera sido para ese hombre que yo cruzara aquella calle. Me levanté
lentamente y al mirar al hombre le dije: Si hubiera cruzado la vereda y hubiera
conversado unos instantes con su padre.....Pero me interrumpió y con los ojos
humedecidos de llanto dijo: Si yo hubiera venido a visitarlo al menos una vez
en este último año. Quizás su saludo y su sonrisa no hubieran significado
tanto.
Si hubiera......si hubiera......si hubiera....... Cuántas veces esas dos palabras han estado en nuestros labios. Tomemos la decisión de aprovechar cada oportunidad para amar, compartir y edificar a otros. Hoy......mañana puede ser muy tarde.
Si hubiera......si hubiera......si hubiera....... Cuántas veces esas dos palabras han estado en nuestros labios. Tomemos la decisión de aprovechar cada oportunidad para amar, compartir y edificar a otros. Hoy......mañana puede ser muy tarde.
"Un mandamiento
nuevo os doy; que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os
améis unos a otros." Juan 15:
34.
“Este es mi mandamiento:
Que os améis unos a otros, como yo os he amado. " Juan 15: 12
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