INTOCABLE
Fuente: Ana María Frege Issa
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
La lepra es
una enfermedad conocida por su agresividad, es mutilante y siempre ha
sido un motivo de vergüenza para los que la padecen. Se han encontrado datos de
que esta enfermedad podría existir, aproximadamente, desde el año 2.000 a.C. o
quizás antes.
En la Biblia
vemos que los leprosos debían vivir apartados. Inclusive en el Antiguo
Testamento se dice que la gente que padecía esta enfermedad era inmunda.
Ya en el Nuevo Testamento, encontramos relatos de cómo Jesús sanó a varios
leprosos, pero de ellos sólo sabemos que padecían la enfermedad, del único que
tenemos referencia del nombre es de Simón, (Marcos 14:3) el dueño de la
casa donde Jesús cenaba cuando la mujer vertió el carísimo perfume sobre Jesús.
Pero aun así, no sabemos mucho más acerca de él. Podemos deducir que
estaba infinitamente agradecido a Dios porque no sólo lo había sanado, sino que
recuperó su vida, volvió a vivir después del toque del Maestro.
¿Imaginas lo
que debió haber sido la vida de la gente que padecía esta enfermedad? Dejaban
sus vidas y pasaban a la categoría de “leprosos”, es como si dejaran de ser
personas. La gente que la sufría debía aislarse de su familia, de sus
amigos, de la sociedad. Lo más difícil seguramente era no sentir nunca más un
abrazo de su esposa, las manos de sus pequeños hijos tomando las de ellos o un
buen apretón de manos con algún compañero de trabajo o quizás las celebraciones
familiares. Pasaban a ser intocables.
Lo mismo
sucede con muchas personas. Todos los días, vemos a alguien que se ha alejado de
la sociedad, que ha decidido encerrarse en sí misma. El dolor, la amargura, el
rencor y hasta quizás el odio han estado comiéndose poco a poco su corazón y
han estado infectando su alma. Estos enemigos del alma tienen efectos tan
letales como la lepra o quizás peores, porque silenciosamente van terminado con
los sueños, las ganas de vivir, la esperanza, la fe, con las relaciones
familiares y de amistad. Van consumiendo la esencia de cada ser humano.
Tal vez tu
eres una de esas personas que por una infidelidad de tu cónyuge, la traición de
un amigo, un despido injustificado, un fracaso financiero, la muerte de un ser
querido o cualquier otra circunstancia, has permitido que el dolor tome el
control de tu corazón y ha ido expandiéndose tanto que ese la amargura ha
destruido todo. Has decidido alejarte de los demás, encerrarte en ti mismo y
repasar en tu mente una y otra vez aquello que te marcó, que te hirió y lo
único que has logrado es que tu vida se vea más ensombrecida y triste.
Hoy, Jesús
te extiende su mano amorosa, quiere sanar tus heridas, limpiar aquellas que ya
están infectadas, quiere sacar de raíz aquello que te carcome el alma, que
vuelvas a sentir el calor de un abrazo, que vuelvas a sonreír, a tener sueños,
que puedas disfrutar plenamente la vida que Él te da.
“Pues
yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para
lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Jeremías
29:11
No tienes
que seguir viviendo como un intocable, Dios quiere devolverte la vida que te ha
sido arrebatada y darte mucho más aún. Permite que cure tus heridas y te revele
los planes que tiene para tu vida.
Recibe una
Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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