VIDA
PLENA PARA LIBERTAD
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Ahora bien, el Señor es el
Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 2
Corintios 3:17
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En medio de mi angustia invoqué
al SEÑOR; El SEÑOR me respondió y me puso en un lugar espacioso. Salmos
118:5
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El evangelio es
libertad y es poder de Dios, según la Palabra. Hay vidas transformadas que
inspiran y no sólo producen gozo, sino más gratitud. Por el mundo cristiano
caminan unos cuantos pablos que antes fueron saulos, pero son los saulos son
los que más abundan. Hay básicamente dos tipos de saulos. Unos son los que
odian a Dios y a la iglesia de Jesucristo, otros confunden el mensaje del
evangelio, y aunque Jesús los derribó del caballo de sus perversiones y trajo
luz a sus vidas oscuras, siguen todavía preguntándole de vez en cuando- ¿Y tú
quién eres? - mientras el Señor todavía persiste en su misericordia para
componer sus vidas egocéntricas contestándoles –Levántate, yo soy Jesús, el que
te dio vida -. Son los amadores de sí mismo, doctos de la letra, autoproclamados
patriarcas, que muestran la Palabra viva como sistema y método sin la mediación
del Espíritu de Dios y sin tal Espíritu no hay libertad.
La libertad en Cristo
proviene de su Espíritu y de nuestra unión y relación con Él. Esta libertad
quita el velo de los ojos y descubre los corazones para vivir dependiendo de
Jesús. No me podría imaginar una vida plena en Cristo si no me apropio del gozo
que me da la libertad de vivir en Él. El poder transformador del evangelio por
la obra del Espíritu cierne sobre nuestro espíritu los anhelos de parecernos a
Él, de no separarnos de Él, de permanecer en Él, de apropiarnos de su
substancia de pureza sobrenatural.
¿Qué hemos hecho para
ganar esa libertad? Nada; sólo escuchar su voz (algunos son eunucos por el oído),
abrir la puerta (otros no se deciden a tirar del picaporte) y Él decidió
bañarnos de su gracia regalándonos una mesa de manjares espirituales. La gracia
y las misericordias de Dios son infinitas y rompen toda cadena de esclavitud.
¿Y cuál fue el precio de nuestra libertad? El apóstol Juan nos desea gracia y
paz “…de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y
el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros
pecados con su sangre (Ap. 1.5). El precio fue una muerte de cruz, su sangre
nos trajo redención y liberación.
La vida plena se vive desde la gracia y desde el
llamamiento a vivir en libertad para servirnos por amor los unos a los otros
(Gal 5.13). Si no ¿para qué disfrutamos de la libertad en Cristo? La respuesta
a la libertad en Cristo es vivir en gratitud, es dejar ataduras viejas y romper
las cadenas para que se desaten los dones espirituales que tal vez tenemos
escondidos. Vida plena es estado de ánimo que conforta: “Tú has defendido, oh Señor,
la causa de mi alma, Tú has redimido mi vida.” (Lm 3.58)
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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