VASOS
FRÁGILES
Fuente: Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá
Así deben también los maridos
amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí
mismo se ama. Efesios 5:28
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Paloma mía, en las grietas de
la peña, en lo secreto de la senda escarpada, déjame ver tu semblante, déjame
oír tu voz; Porque tu voz es dulce, y precioso tu semblante. Cantares
2:14
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Nuestro esqueleto
está provisto de 206 huesos. Algunos de ellos son de sostén, pero otros son
protectores. Entre los huesos protectores tenemos las costillas y no es
casualidad que las mujeres hayamos sido formadas a partir de una de ellas.
Las mujeres somos
protectoras por naturaleza y esa protección rara vez va dirigida hacia nosotras
mismas, nosotras protegemos el nido. En ocasiones, esta protección llega a
convertirse en una obsesión, cualquier cosa que no cumpla este propósito, deja
de ser importante para nosotros, incluso nuestro aspecto físico y nuestro
cuerpo, templo del espíritu.
No estamos hablando
de dedicarnos vanidosamente a estar siempre perfectamente bellas, estamos
hablando de devolver a nuestros esposos una imagen agradable de la mujer con
que han unido sus vidas, de forma que sea codiciable para ellos, recordemos que
por mucho que nuestro espíritu sea alimentado, aun la carne puja por vencer.
Para una mujer ser
bella, no es necesario que sea una modelo de revista ni mucho menos; conozco
mujeres que a pesar de no ser bonitas, saben cuidar su aspecto, pulcras y
vestidas decorosamente, son una codicia para su esposo. El arreglo de nuestro
pelo, manos, pies y nuestro hogar, son fundamentales para que un hombre se
sienta atraído permanentemente por su esposa y su vista posada en ella debe
recordarle a la persona de la cual se enamoró, no importa cuántos años hayan
pasado. Conozco ancianas bellas porque han decidido mantener a sus esposos
enamorados hasta el fin de sus días. Una mujer abandonada de su aspecto físico
es como un templo abandonado y desolado. No hay misterio en ella, nada por
descubrir, nada deseable. Dios no nos quiere así.
Si leemos el libro
Cantar de los Cantares, descubriremos que constantemente se describe el aspecto
externo y no se hace mucho hincapié en las virtudes de la persona, porque la
visión externa es fundamental para que dos personas se gusten y se atraigan.
Imagínese que va a
adquirir una joya, usted no mira primero lo que pesa, usted mira si el diseño
le gusta, incluso, puede haber una de mayor calidad, pero el diseño no es de su
agrado, de seguro usted comprará la que sea agradable a sus ojos.
¿Qué puede sentir un
hombre cuando ve a su esposa desgreñada, con las uñas sin arreglo, los pies
agrietados y callosos, sin rasurar sus piernas y cuando sus manos lo acarician
siente como si una lija frotara su cuerpo?
También nuestros
esposos juegan un papel fundamental en esto, existen hombres que nunca se
detienen para admirar su esposa y reconocer sus virtudes. Mi padre siempre
decía: “Una mujer sólo es bella cuando es amada” y esto tiene mucho de verdad.
Cuando una mujer se siente ignorada, decae en todos los aspectos de la vida. El
maltrato y la indiferencia son capaces de destruir la autoestima de una mujer y
el maltrato no siempre tiene que ser físico, también puede ser psicológico y
tan sutil que muchas pueden vivir una vida de esta manera sin darse cuenta que
sus constantes depresiones no salen de la nada.
¿Alguna vez han leído
lo que Dios dice a nuestros esposos de nosotras? Busquen en 1 Pedro 3.7 y verán
que somos vasos frágiles, debemos ser tratadas con cuidado y somos coherederas.
Él que cohereda está al mismo nivel del otro, o sea, somos hijas de un Rey y
herederas de todo lo que Él posee. Somos princesas y como tales debemos
conducirnos en todo. No debemos dejar que alguien socave nuestra autoestima.
Dios es quien nos da valor, somos piedras preciosas para Él (Proverbios 31:10)
y como tales debemos ser protegidas y cuidadas.
Recomiendo a las
queridas mujeres, que aprendan que para Dios tenemos un valor inestimable, de
no haber sido creadas el hombre aun sería un ente solitario que conviviría sólo
con animales, No podría procrear, porque el dador de la vida nos escogió para
esto y no hay un propósito más sublime que traer vidas al mundo y guiarlas por
el camino de Dios.
Somos bendecidas con
toda bendición de lo alto si antes de escuchar a otros, escuchamos la voz de
Dios diciéndonos cuánto nos ama y nos valora.
Hombres, los exhorto
a que cumplan con el rol que Dios les asignó, cuidar de nosotras (Efesios
5.29), sobre todo de nuestro espíritu que es frágil, pues somos la ayuda idónea
que Dios les proveyó (Génesis 2:18-20), pero ante todo, somos humanamente delicadas
y sensibles.
Ámennos como Dios nos ama, para que seamos siempre
flores que puedan brindar el perfume que los deleita.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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