EL PERDÓN
PAULO COEHLO
(Anímate a exponer los pensamientos y emociones que te suscita la reflexión).
Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste
a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero
tampoco dejarás que tus errores se
repitan.
El perdón es una expresión de amor.
El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el
cuerpo.
Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos
esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de
empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.
El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió.
No significa excusar o justificar un determinado evento o mal
comportamiento.
No es aceptar lo ocurrido con resignación.
No es negar el dolor.
No es minimizar los eventos ocurridos.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo
apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos
inexorablemente a la reconciliación con el agresor.
Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor
y por tal motivo lo rechazamos.
No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para
nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique
su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a
veces se ponen hasta peor.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.
Te tiene encadenado.
El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin
esperar que nada suceda.
Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará.
Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará.
Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues
realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un
resarcimiento.
Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos
paguen por nuestro dolor.
Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra
vida es el EGO.
EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.
No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.
No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de
tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos.
Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso
cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo
alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya
que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar
es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y
como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.
¡Aceptamos que somos APRENDICES!
Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer
las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.
Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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