LA ESPERA
Fuente: Ana María
Frege Issa
Este artículo fue
producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
A ninguno de nosotros nos gusta esperar y mucho menos
cuando estamos apurados o tenemos algo urgente que hacer.
Imagina cómo se habrá sentido Jairo, el principal de la
sinagoga, cuando Jesús se detuvo a preguntar quién había tocado su manto, justo
después de que le había rogado que fuera a su casa para sanar a su hija, que
estaba muy enferma.
Posiblemente le pasaron miles de pensamientos a Jairo y
es que ¿cómo podía, el Maestro, preguntar eso cuando había tanta gente
siguiéndolo? Cualquiera podría haberlo hecho. ¿Era realmente importante
averiguar eso ese preciso instante? Y no sólo eso, ¡Jesús se paró a hablar con
la mujer que había causado la interrupción!
En una época en la que todo es inmediato, en la que las
comunicaciones son tan avanzadas que podemos comunicarnos rápidamente con quien
deseemos, sin importar la distancia, tenemos comida lista que sólo necesita ser
descongelada, las cosas vienen prefabricadas, etc. la espera es más larga aún.
No nos gusta esperar nada e incuso queremos que nuestras oraciones también sean
contestadas en el instante.
Claramente, una cosa es que Dios te diga “Sí”, o “No” a
una petición; entonces, aceptamos cualquiera de las respuestas pero cuando nos
ordena “esperar”… Eso es otra cosa porque además, ¿Cuánto tiempo tendremos que
esperar? Si Dios nos diera el tiempo
exacto de espera como un par de días, 6 semanas o 3 meses, sería muy distinto pero no sabemos
realmente cuánto deberemos esperar y muchas veces, la respuesta a nuestra
petición llega años después.
En el caso de Jairo, podría haber sido la mejor
historia del mundo la de aquella mujer PERO su hija estaba muy mal, y
seguramente los minutos que se demoraron le parecieron una eternidad hasta que
llegó la noticia que ningún ser humano desea escuchar: ”Tu hija ha muerto; no
molestes más al Maestro”. (Lucas 8:49 NTV) Seguramente esas palabras le cayeron
como balde de agua fría. Sin embargo, Jesús
le dice que crea y va con Jairo a su casa.
Jesús puede estar caminando a nuestro lado, podemos
estar junto al Maestro cuando una mala noticia llega a nuestras vidas, justo
cuando hemos estado pidiéndole su ayuda y, seguramente, aunque vamos con Él,
nuestro corazón puede sentirse ansioso y
no porque no creamos en Dios y su poder, sino porque nuestra mente batalla con
nuestra fe, lo visible contra lo invisible. Esa caminata hacia casa, supone un
tiempo más antes de ver el milagro y en el camino podríamos preguntarnos muchas
cosas como ¿Y si no se hubiera detenido a hablar con esa mujer?
La espera es una herramienta que el Maestro usa para
moldear nuestras vidas y se requiere de mucha valentía para poder aguardar la
respuesta de Dios. No es fácil esperar pacientemente cuando humanamente vemos que todo empeora.
“Espera con paciencia al Señor; sé valiente y
esforzado; sí, espera al Señor con paciencia”. Salmos 27: 14(NTV)
Tal vez el aparente silencio de Dios ante tus oraciones
te parece eterno pero, al igual que pasó con Jairo, la espera valdrá
la pena y podrás ver tu futuro y tus sueños resucitados.
»Pero benditos son los que confían en el Señor y han
hecho que el Señor sea su esperanza y confianza”. Jeremías 17:7(NTV)
¡Ánimo! No permitas que la espera te desanime, Dios
tiene algo grande para ti.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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