VIDA
PLENA PARA DAR EJEMPLO
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
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Sin embargo, por esto hallé
misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su
paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en El para vida
eterna. 1 Timoteo 1:16
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Él es el que modela el corazón
de cada uno de ellos; Él es el que entiende todas las obras de ellos. Salmos
33:15
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Cristo es nuestro
modelo por excelencia. No hay otro. A través del tiempo han existido hombres y
mujeres piadosos que mostraron una vida de consagración y de visible
integridad, pero no hay uno solo, ni por su relación con el Señor, ni por su y
su prójimo haya resultado inmaculado e irreprochable. El modelo y el ejemplo es
nuestro Señor Jesucristo. Las misericordias del Dios altísimo se han
manifestado por siglos a la iglesia fundada por su Hijo aquel Pentecostés
glorioso del primer siglo que marcó la pauta de un nuevo curso en la historia
del pueblo de Dios. El advenimiento del Espíritu Santo y la manifestación de
los dones espirituales en el creyente, iniciaron, junto a la expresión de las
más hermosas bendiciones de Dios para sus hijos, la corrida desenfrenada de
algunos hacia la falsificación y la errónea interpretación de la Palabra
infalible de Dios.
No hay méritos
humanos suficientes, ni obras idóneas concluyentes que satisfagan los anhelos
del Señor. El Señor sólo quiere obediencia y permanencia en Él para hacer
cumplir sus promesas de bendición. Él nos declaró santos, apartados para Él
desde el mismo momento en que nos rendimos a Él al reconocer el sacrificio de
Jesús en la cruz y creer que es el Salvador del mundo, único redentor que pagó
por nuestras culpas, murió en nuestro lugar y resucitó de entre los muertos.
Nadie tiene el derecho de usurpar el derecho exclusivo de Dios de ser adorado y
exaltado entre los hombres. El ejemplo a seguir es Cristo: “Para esto fueron
llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus
pasos. (1 Pe 2.21).
El apóstol Pablo
sugirió en algunas de cartas que los hermanos le imitaran, pero dejó claro que
a quien se debía imitar era a Cristo: “Sean imitadores de mí, como también yo
lo soy de Cristo” (1 Co 11.1). Es Cristo el motivo de imitación e inspiración;
jamás, y en ninguna condición, el hombre. Igualmente, en el ánimo de que su
colaborador Timoteo mostrara una conducta humilde y ejemplar ante sus
consiervos, daba gracias a Dios por las infinitas misericordias mostrada con
él, quien habiendo sido un perseguidor y escarnecedor de la iglesia (…el peor
de los pecadores, según se calificó a sí mismo), halló gracia ante Dios para
ser su mensajero y apóstol a muchas naciones y llamaba a ser imitado por
aquellos que creían en Jesús para vida eterna. El enfoque de la imitación no
era Él, sino Cristo.
Jesús decía imitar al
Padre. Examinemos las siguientes expresiones:
¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. (Juan 14.10)
“Nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo” (Juan 8:28d)
¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. (Juan 14.10)
“Nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo” (Juan 8:28d)
Cristo, único digno
de alabanza y adoración. El Señor de Señores, exaltado por el Padre. ¿En quién
estas poniendo tus ojos para imitarle? ¿Quién modela tu vida para transformarla
desde lo más profundo de tu ser?
Mi oración es que
pongas tus ojos en Jesús, el cordero inmolado, el siervo sufriente que padeció
para presentarnos al Padre santos, sin culpas y sin manchas porque fuimos
escogidos por Él antes de la fundación del mundo. (Efesios 1.4). Ud. puede
creerlo o no, pero lo que dice la Palabra es que, habiendo creído en Jesús y en
la obra que realizó por voluntad y designio del Padre, Él, y no los hombres, no
por los méritos nuestros, sino por los de Cristo, nos ha declarado SANTOS,
separados para darle honra y gloria.
Una vida plena se vive desde esta convicción. Lo
contrario es poetizar y edulcorar el precioso evangelio del único que vive para
que tengamos vida, plena y abundante.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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