VIGILANTE
Fuente: Ana María Frege Issa
Este
artículo fue producido por Radio
Cuentan que
antes de la colonización del Oeste, en Norteamérica, había un gran número de
caballos salvajes que pastaban en las praderas. Mientras lo hacían, no era raro
que los lobos se juntaran en la lejanía. Detectando su presencia por su
agudo sentido del olfato, los caballos estaban sobre aviso y alerta. Mientras
continuaban así, estaban seguros, pues los caballos podían correr más rápido
que los lobos si éstos empezaban a acercarse.
Los lobos, sin embargo, tenían un método muy astuto para
atacar a los caballos. Dos o tres de los más viejos iban andando cerca,
descuidadamente, saltando y jugueteando. Los caballos, engañados por la
apariencia inofensiva que presentaba la manada de lobos, disminuía la
vigilancia. Entonces, llegaba el momento fatal. Los lobos escogían al más
desprevenido y lo atacaban sin piedad. Lo que había sido una escena de paz se
convertía en una escena de carnicería y muerte.
Una infidelidad, un robo, un asesinato, no ocurren de la
noche a la mañana. De alguna forma, en algún momento dado, permitimos que el
pecado vaya infiltrándose, le damos tan poca importancia, subestimamos tanto el
poder que tiene que vamos dándole espacio y cuando nos percatamos de lo que
está ocurriendo el divorcio es la opción que se maneja sobre la mesa, la
cárcel, la ruptura de familias y otras tragedias que nunca hubiéramos imaginado
están afectando nuestras vidas y familias.
En muy raras ocasiones el enemigo se presenta de frente,
casi siempre lo hace de forma sutil y va introduciéndose en nuestras
actividades, nuestra vida, con pequeñas cosas que aparentemente no tienen
importancia y que parecen inofensivas, como los lobos.
No descuides tu relación con Dios. Por algo encontramos
en la Biblia varios versículos en los que se nos exhorta a velar y estar
atentos.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”; 1 Pedro
5:8
Nadie está libre de pecar, aunque tengamos el propósito
de permanecer en santidad, la sola intención no basta, debemos cuidar nuestra
relación con Dios para que no estemos débiles en el momento de la prueba ni
permitamos que el enemigo nos engañe con sutilezas.
Si has caído en alguna trampa, no te desanimes, Dios
puede perdonar tus pecados, sanar tus heridas y darte una nueva oportunidad,
pero no descuides tu relación con Él, es la única forma en la que podrás
mantenerte a salvo.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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