LA RESURRECCIÓN:
LA RUPTURA DE LAS CADENAS DE LA MUERTE
Fuente: Predicaciones y
Sermones de Max Lucado
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La
resurrección de Jesús venció el poder del pecado e hizo posible que vivamos en
libertad.
Lea
Romanos 6.1-18
Tomando como referencia las imágenes que el Señor
Jesús utilizó para sí mismo (vea Isaías 61.1 y Lucas 4.18), Pablo explica en
este pasaje de Romanos cómo Cristo, al resucitar de entre los muertos, se
convirtió en el libertador que nos hace libres de la esclavitud del pecado. El
poder de la muerte sobre nosotros, tanto espiritual como física, es destruido
cuando ponemos nuestra fe en Jesús, por su muerte expiatoria en la cruz y su
triunfante resurrección tres días después.
El pecado ya no tiene ninguna autoridad real sobre
nosotros, porque nuestra vieja naturaleza ha muerto con Cristo, y así como Él
resucitó, ahora nosotros somos capaces de experimentar una vida nueva con Él.
Jesús se presentó delante de nosotros “para deshacer las obras del diablo” (1
Jn 3.8) y “destruir… al que tenía el imperio de la muerte” (He 2.14). El
resultado es que somos libres, y ya no estamos dominados más por el pecado.
REFLEXIONE:
Piense acerca de las siguientes preguntas, ore, y
si es posible, escriba lo que piensa.
1. Si usted ha puesto su fe en Cristo como su Señor
y Salvador, ¿qué le dice este pasaje sobre su verdadera identidad? ¿Qué le dice
acerca de su falsa identidad, y cómo se relaciona esto con la lucha siempre
presente con el pecado?
2. ¿Hay algunos aspectos de su vida en los que
desea andar con mayor libertad? Dé cabida en su vida al poder de la
resurrección de Cristo, para que le ilumine y fortalezca al rendir esas áreas a
Él.
Explore
Medite en estas ideas bíblicas en cuanto al poder
de la resurrección. Para un estudio más profundo, vea los pasajes relacionados.
• La resurrección de Cristo “desarmó” y venció al
enemigo de nuestras almas (Col 2.12-15).
• Con su resurrección, Jesús perfeccionó su obra
redentora en la cruz por amor a nosotros (He 12.1-3).
• La resurrección ilumina el camino que nos llevará
hasta nuestro hogar verdadero y eterno con Dios (2 Ti 1.8-10).
• El Señor Jesús personifica la vida y el poder de
dar vida a lo que está muerto; experimentamos esta realidad por medio de la
relación con Él (Jn 11.25, 26).
• Por la gracia de Dios, hemos sido facultados para
participar de la vida en Cristo como nuevas criaturas (Ef. 2.4-10; 2 Co 5.17).
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