CÓMO CORREGUIR A LOS
HIJOS
Fuente: Norma Peraza
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Sabemos que
educar a los hijos no es tarea fácil, y menos cuando se trata de corregirlos en
el proceso de su formación, porque es cuando más a prueba se pone la paciencia,
el amor y sabiduría de los padres para hacerlo correctamente sin necesidad de
herirlos, o dejar que les gane el enojo o la frustración.
Es importante puntualizar que la corrección de los hijos
debe llevar siempre como objetivo la mejora de la persona, es parte del
equilibrio en su educación, por ello el hombre más sabio de la Biblia escribió: “La necedad está ligada en el
corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejará de él”.
(Proverbios 22:15)
Él sabía que la clave para mejorar la conducta de un
hijo es ayudándole a rectificar. Pero la manera de corregir debe ser equilibrada,
esto es: no ser demasiados severos al grado que te obedezcan por miedo, o
demasiado condescendiente que te hacen creer que sí te obedecen.
La corrección de una conducta no deseada es siempre a
favor de ambas partes, de los padres porque logran el objetivo de manera
armoniosa y de los hijos porque les ayuda a mejorar como personas. Así que si
estás interesada en corregir correctamente a tus hijos considera las siguientes
verdades:
1) AMOR
Cuando hay una conducta no deseada de los hijos, es
clave recordar que la principal motivación a corregirlos es el amor hacia
ellos. Como sabemos el amor no se enoja fácilmente ni se irrita, así que piensa
antes de actuar o decir las cosas. Que no te gane el coraje, la desesperación o
la frustración, porque puedes lastimar o herir, cuando lo que se busca es
educar en amor; no gritar o alzar la voz solo porque no reacciona a la primera
como tu esperas.
La mejor decisión que puedes tomar al corregir es
comunicar correctamente tu mensaje, hablando con autoridad pero no con gritos,
y muy pero muy importante hablar sobre la acción sin descalificar a la persona,
por ejemplo decirle al hijo que mantenga en orden su cuarto sin llegar a
decirle que es un sucio o una palabra más ofensiva, o decirle eso está mal
hecho sin llegar al eres malo, recuerda atacar a la persona no es corregirlo es
atacar su autoestima. Enfócate en la acción, error o en la falta pero no a su
persona. Si tratas a tu hijo como es lo deteriorarás, pero si lo tratas como
puede llegar a ser lo desarrollarás.
2) DISCIPLINA
Parte de una buena educación a los hijos es la capacidad
de los padres de establecer límites y normas, que al no cumplirlas o hay una
resistencia a la obediencia se le debe mostrar al hijo su consecuencia, no
castigo. Si se le indica como castigo la mamá quedará como mala; pero si se le
indica como consecuencia aprenderá que es resultado de lo que él hizo.
Por ejemplo, se le puede decir si no haces la tarea
ahora tu consecuencia será no salir a jugar con tu vecino más tarde. Si aun así
no obedeció en el momento, lo hizo más tarde y terminó a tiempo para salir a
jugar, tu advertencia sobre la consecuencia debe ser firme. Aunque se resista,
es importante explicarle el porqué de su consecuencia. Con voz firme, pero sin
gritar. A su vez puedes sugerir una alternativa, por ejemplo hoy no vas a
salir a jugar porque es tu consecuencia de no obedecer en el momento, pero que
te parece si mañana cumples con tu tarea a tiempo te daré una hora más de
permiso para que juegues en la tarde. Es una manera de que se sienta
compensado.
Asimismo es importante destacar que los limites, las
normas y reglas en general se dejan claros en casa, así como la llamada de
atención por no cumplirlas. Nada de avergonzar al hijo fuera de casa, de
divulgar su comportamiento o regañarlo delante de otras personas. Cómo te
sentirías si en tu trabajo, tu jefe te convoca a una reunión de trabajo donde
aprovecha para llamarte la atención delante de todos tus compañeros, lo mismo
pasa con los hijos, así que no los avergüences, no afectes su autoestima, habla
con ellos en privado.
3) PACIENCIA
La paciencia es una de las mejores demostraciones de
amor, porque solo así logras sacar lo mejor de la persona, en este caso lo
positivo de tu hijo(a). Aún recuerdo de niña cuando mi madre quiso que
aprendiera el reloj, primero se sentó muy linda indicándome las manecillas de
la hora, minutos y segundos, pero se desesperó porque no lo aprendí como ella
quería y terminó gritándome; luego llegó mi padre y quiso hacer lo mismo, pero
pasado el tiempo terminó igual o peor de desesperado que mi madre, gracias a
Dios mi abuelo estaba de visita y para mi fortuna me rescató, muy lindo me tomó
de la mano y me llevó a la sala donde con todo su amor y paciencia me explicó
paso a paso el reloj, se tomó todo el tiempo hasta que lo comprendí.
Hasta el día de hoy recuerdo que fue gracias a mi abuelo
a su templanza y paciencia que aprendí el reloj. ¿Por qué? Porque fue el único
que no me gritó y me esperó hasta que comprendiera bien las cosas.
Los gritos, el enojo, la desesperación no logran nada
positivo en los hijos, al contrario los lastimas y con el tiempo pueden
acumular resentimiento hacia sus padres. Es con paciencia, firmeza y amor que
se les dice cómo. De grande te lo van agradecer y te lo van a reconocer, de lo
contrario si sólo reciben gritos e histeria de tu parte solo provocarás que se
aleje de ti, que prefiera estar con los abuelos, tíos, primos, amigos vecinos,
antes que contigo. Así que considera estos tres verdades que te comparto para
corregir correctamente, ganándote el respeto y admiración de tus hijos.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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