LAS
MADRES Y SU INESTIMABLE VALOR EN LA FAMILIA
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Pero se salvará engendrando
hijos, si permanece en fe, amor y santidad, con modestia. 1
Timoteo 2:15
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Tu madre era como una vid en tu
viña, plantada junto a las aguas; Estaba llena de frutos y ramas por la
abundancia de aguas. Ezequiel 19:10
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Agradezco a mi Señor
por el rol que ha dado al padre en el manejo del hogar; y más le alabo por la
armonía que le impregna la madre cristiana temerosa de Dios. En la sinfonía del
hogar cristiano al hombre le fue dada la batuta, pero es la mujer la que
produce los arreglos de las notas que harán que la música sea armoniosa y
afinada. ¿De qué vale la batuta en la orquesta si no hay un buen arreglo
musical? ¡Nada te puede sustituir mamá, nada! Sólo Dios, y Él te puso en la
viña del hogar para ser surtidora del vino de su gracia.
Si en un mundo en
ruinas el hogar cristiano resplandece, es en buena medida por la entrega
sacrificial de las madres que juegan su rol y, aunque sea vergonzoso decirlo,
asumen el de la mayoría de los padres. Hoy, la inmensa multitud de padres
cristianos son buenos padres, porque hay una mejor madre que trabaja detrás del
telón y compensa o sobrepasa el amor y los desvelos que los padres no somos
capaces de dar. A ellas les sobra lo que a nosotros nos falta. Ellas tienen un
mejor sentido del trabajo en equipo.
El apóstol Pedro escribió
un hermoso consejo para los padres de hogares cristianos: “… convivan de manera
comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer,
dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que
sus oraciones no sean estorbadas” (1 P 3.7). ¿Cuántos damos honor a la
compañera de nuestra vida? Dar honor es dignificar, respetar, valorar. Un gran
pensador latinoamericano y universal dijo: Honrar, honra. Es decir, cuando
honramos, somos también honrados y esa honra en nuestro caso, viene del Señor.
La Biblia está llena
de historias de mujeres que primero fueron madres antes que todo lo demás:
Sara, Ana, Rut, Rebeca, Raquel, Loida, Eunice, María, Noemí. Ellas vivieron
también en su tiempo en un mundo en ruinas, pero cumplieron su rol en el plan
de redención de nuestro Hacedor. El papel de las madres cristianas de hoy tiene
mucho de redención (rescatar a los hijos de cualquier tipo de esclavitud –
vicios, adicciones -a cambio de un precio).
La fe que vi en mi
madre desde niño revivió la mía muchos años más tarde. Verla sentada durante
horas frente a una cruz, murmurando aquellas largas oraciones por sus hijos y
su familia, infundía respeto. En aquellos días lejanos de tanta pobreza
material, mi madre clamaba en el desierto de las miserias al Dios de las
riquezas espirituales y Él nunca nos faltó. ¡Nunca desestimes la oración de una
madre porque los tratos del Señor son especiales para ella!
María, la madre terrenal de Jesús por voluntad de
Dios, nos dejó un precioso y soberano consejo. Refiriéndose a sus discípulos de
ayer y de hoy le dijo: Hagan todo lo que Él les diga. (Juan 2.5b). Mi oración
es que las madres de hogares cristianos puedan dar hoy a sus hijos esta
exhortación maravillosa para así defenderlos de los dardos que el maligno no va
a cesar de lanzar y que, como coherederas de la gracia de Dios, sepan acompañar
a sus varones en la lucha espiritual que también se libra en los hogares de un
mundo perdido donde ellas deben brillar por derecho propio.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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