miércoles, 5 de marzo de 2014

EL VALOR DE LA PACIENCIA

EL VALOR DE LA PACIENCIA
Fuente: Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá
Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento. 1 Corintios 3:7

Ten piedad de nosotros, oh SEÑOR, ten piedad de nosotros, porque ya no soportamos el desprecio. Salmos 123:3
Hace poco, una nueva creyente me preguntaba con gran preocupación, ¿Por qué su vida se había vuelto un caos familiar si ella había aceptado a Jesús como Señor y Salvador de su vida? La razón es que el resto de su familia no es creyente y cada decisión tomada por algún miembro de una familia, tiene repercusiones en el resto de la misma. Estas repercusiones no siempre tienen que ser negativas, no obstante, pueden generar en alguna medida, ansiedad, irritabilidad o desconfianza en algunos de sus miembros.
El temor a lo desconocido o a lo conocido de forma distorsionada, hace que el ser humano rechace situaciones que no se siente capaz de manejar por la falta de experiencias previas y los cambios que experimenta una persona que permite que Dios entre en su vida, siempre provocan temor en quienes le rodean. A esto se suma que la pasión que esto genera es tal que deseamos que todo el mundo sienta lo mismo, pero debemos tener en cuenta que nuestra familia no ha tomado la misma decisión.
La primera impresión que las personas reciben respecto al cristianismo es la de nosotros, si somos muy insistentes podemos agredir de alguna forma a los que aún no están preparados para recibir el evangelio y hasta provocar el total rechazo hacia Dios, incluso la misma persona que recién ha comenzado una vida en Cristo, puede desanimarse al ver que otros no la siguen.
Es bueno entender que Dios tiene un trato personal con cada sujeto y un tiempo para cada cosa, no está en nuestras manos decidir por Él. Presionar a alguien para que acepte a Cristo es correr el riesgo de que lo haga dejándose llevar por sus emociones y no por una verdadera convicción. Cada persona debe tener una experiencia personal con Cristo; no obligue a que los demás vivan la suya.
El nuevo creyente debe trabajar en la relación con Dios de forma que esta se fortalezca y madure espiritualmente. La lectura diaria de la biblia y la oración permitirá ejercitar la paciencia, el amor, el dominio propio, la fe y transmitirá a los demás la paz de Dios. Ore pidiendo a Dios que prepare el corazón de quienes le rodean para recibirlo. Recuerde que solo Él es quien hace la obra en el ser humano a través del Espíritu Santo.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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