PERDONAR ES VIVIR
Fuente: Camilo García
Este artículo fue producido
por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
El perdón comienza por uno mismo. Con darse la
oportunidad de sanar y empezar de nuevo. Si soy capaz de perdonarme, es muy
probable que perdone a los demás.
Perdonar es una parte muy importante de vivir la
vida en serenidad y equilibrio. Parte de creer que la mayoría de las personas
no tiene la intención direccionada de hacerte daño. La gente suele cometer
errores porque su pasado y las circunstancias lo llevan actuar de
determinada manera.
Pregúntate: ¿He querido realmente hacer daño de
forma intencional? A un gran porcentaje de las personas no le ocurre de ese
modo. Es probable que tú también hayas causado dolor. Como es casi seguro que
no tenías intención planeada de hacerlo.
No perdonar es como dormir todos los días con una
enorme bolsa de basura al lado, pero a eso agreguémosle que esa basura con el
pasar del tiempo se va dañando cada día más. No perdonar es aprender
tristemente a convivir con un alma deteriorada. El perdón es altamente sanador
y reparador.
¿Cómo perdonar? Lo primero identificando y
aceptando aquella circunstancia que nos causa tanto dolor y que en apariencia
no podemos cambiar. De hecho cuando llegamos al punto de creer que no podemos
perdonar es porque la circunstancia que nos llevó allí realmente es muy difícil
de alterar. Si no podemos cambiar las situaciones. Podemos cambiar la
manera de verlas y perdonar es una forma de hacerlo. Ver con los ojos del
perdón es liberarse de la rabia. Es darse la autorización para seguir, es
abrirse a personas y situaciones nuevas.
Muchos hemos tenido historias difíciles con:
nuestros padres, parejas, hijos, compañeros de trabajo, vecinos, amigos,
desconocidos. Personas que queriendo o sin querer han podido llegar a hacernos
daño. ¿Cómo perdonar una violación, el abandono de un hogar, la no aceptación
de las opciones sexuales de un hijo por parte de sus padres, un despido
injustificado, una traición? Suena muy, pero muy difícil… Y sin embargo es el
signo de que el proceso de sanación ha culminado. Se pudo y se puede seguir una
vez hemos perdonado.
Algunos afirman que se debe perdonar por un acto de
amor propio. Realmente perdonar es quererse. Perdonar no implica que permitas
que te sigan haciendo lo mismo. Significa que identificas qué está mal, lo
detienes, planteas tus opciones o te alejas de la situación dañina y por tu
bien continúas con tu vida.
¿Podrías andar tranquilamente por la vida con una
herida eternamente abierta? Suena imposible.
¿Has pensado cuánto tiempo de tu vida has gastado
en pensamientos de rencor y venganza? No perdonar, es por demás una
pérdida enorme de tiempo. Busca ganar, ganar a nivel espiritual. Ganar en
tiempo de vida. Ganar en tu autoestima. Escoge lo mejor para ti y simplemente:
PERDONA.
El perdón te traerá paz aceptación, una mirada
compasiva hacia los demás. Te traerá libertad al evitarte la obsesión acerca de
algo que no tiene solución o cuya única solución es perdonar. Procura en todo
momento tu tranquilidad. Nadie más lo va a hacer por ti.
A veces se cree que perdonar es tonto. Nadie
demuestra mayor inteligencia que quien tiene claro que lo mejor es perdonar.
Y Jesús decía: Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34
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