QUIERO VOLVER A ENAMORARME 4
Fuente:
Alejandra Stamateas
Devocionaldiario.org
Continuemos.
La Biblia narra que una mujer samaritana se le
acercó a Jesús mientras ella estaba por sacar agua de un pozo. En ese momento
el Señor no le predicó, sino que le recordó las heridas del pasado: “Ve a
llamar a tu esposo”. Hay veces que para sanar algo del presente Dios tiene que
buscar en tu pasado y removerlo para ver cómo estás. En la historia en cuestión
la mujer samaritana le dijo que no tenía esposo, a lo que Jesús le respondió:
“Bien has dicho que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco, y el que
ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad”. No se sabe con
certeza qué había pasado con las parejas anteriores de esta mujer, pero lo
cierto es que no era algo natural en esa época. Tras haber tocado el pasado de
la samaritana, el Señor le dijo: “Aquí está el Mesías que puede sanarte esa
herida”.
Al respecto, el apóstol Pablo dijo: “Señor, sana mi
herida porque quiero vivir sin ella”, y el Señor le respondió: “Te basta con mi
gracia”. Cuando hay una herida en tu vida te basta con la gracia del Señor, que
es la fuerza y el poder de Él en vos. Su gracia implica que sepas que Él camina
todos los días con vos y que en los momentos de dudas, temor y espera de eso
que aún no viene, Él está ahí para acompañarte. Dicho de otro modo, la gracia
de Dios es ese río de agua de vida que te dice: “Aunque esa situación no
cambie, yo estaré siempre con vos para fortalecerte y sostenerte en medio del
dolor”.
El pasaje citado al comienzo de este mensaje
expresa que Daniel le dijo al guardia que comparase sus caras con las de los
jóvenes que comiesen de la comida del rey y observase los resultados. Compara
el rostro de alguien que tenga los principios del cielo con el de otra persona
que no los tenga y se comporte de manera infantil, solo obedeciendo a Dios por
miedo. El rostro del que vive con los
principios de Dios brilla, ya que el mismísimo Espíritu Santo está dentro de
esa persona. Las verduras que comía Daniel parecían insulsas, pero
le daban vitalidad y lo hacían brillar. Actualmente la cultura considera que
los principios del cielo son insulsos, pero lo cierto es que estos te dan vida
y te hacen brillar.
A continuación te propongo que hagas el siguiente
ejercicio. Busca una foto tuya que sea anterior al momento en que conociste al
Señor y compara esa imagen tuya con la que te hoy te devuelve el espejo: podrás
ver cómo antes parecías más vieja y ahora tu rostro brilla, pues te has
sumergido en los principios de Dios.
Los principios de Dios son como la comida sana que
al principio parece que no te va a gustar, pero luego te das cuenta que te hace
bien. Dice: “Puedo ponerle un límite a esta propuesta porque sé que hay algo
mejor para mi vida. Si esta persona me puede esperar ahora, entonces lo hará en
otras oportunidades. Si puedo decir “No” a esto, entonces podré decirle “No” a
otras cosas negativas que aparecerán en mi vida, pues yo me muevo por
principios de Dios”. Nunca olvides que el poder que te dio el Espíritu Santo
siempre tiene que quedar de tu lado. Si encuentras
a alguien que comparta tus mismos principios, avanza con tranquilidad. Sin
embargo, si el otro no comparte tu visión, ponle límites a su maltrato o a una propuesta
que no quieras, y dice: “Hasta acá”. No te alimentes con comida de la cultura,
sino con los principios del Reino que dan vida, bendición y prosperidad.
Aunque la situación no cambie, y sientas que se
pasa el tiempo, Dios te da la gracia que te ayuda a vivir. Quizás digas: “Ay,
pero en realidad esto que me pasó es muy fuerte”, “No sé cómo manejar esta
situación tan dura” o “Tengo mucho miedo y dudas”, frente a lo cual te aconsejo
que pidas la gracia de Dios. Como dije antes, esta es la fuerza del Señor, Su
compañía diaria que te sostiene en momentos adversos. Dile: “Señor, dame tu
gracia. Parece que no puedo y que el sueño que espero no viene, pero a pesar de
que las dificultades aumentan cada vez más, creo en el poder de tu gracia que
es el río de agua de vida que vive dentro mío”.
Muévete
inteligentemente a la hora de buscar ese amor y recuerda que no hay nada más lindo que
enamorarse. ¡Amar y ser amada es una experiencia maravillosa!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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