¿JUNTOS O
ENEMISTADOS?
Fuente: Yasmin Teme
Este artículo fue producido por
Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Hay algo en el sentido de lucha que une a los
hombres. Saber que estás luchando por una causa por la que podrías morir hace
que tu vida valga la pena. No es lo mismo luchar por una causa ajena que por
una propia, por una en la que realmente crees, por una causa que piensas que
pudiera cambiar el sentido de la historia, y aportar tu grano de arena a la
humanidad.
“Decidimos morir sobre nuestros pies,
que vivir de rodillas” es una de las frases célebres que se usaron en las
películas 300, donde cuenta la historia ficticia de una guerra entre los persas
y los griegos. Los persas, eran más cantidad, con más recursos y parecía que
tenían una victoria segura.
Sus contrincantes, los griegos, lo que tenían
era la plena determinación que no había causa más grande que luchar por sus
creencias, por su tierra, por su gente, por aquellos que habían dado su vida de
una u otra manera para que ellos hoy pudieran vivir. Y eso es lo que los movía,
y se convirtió en una fuerza imparable, que hizo que llegaran a
convertirse en los enemigos que nadie quisiera tener. Personas determinadas que
saben que tienen un propósito, y que si todos cumplimos el lugar que nos toca,
cuidando al que está detrás, será nuestra la victoria.
El mundo en el que vivimos está
esperando que comencemos a comportarnos como un equipo de guerreros que tiene
un propósito, tiene un fin y sabe que tiene garantizada la victoria. Y aún
si no la viéramos llegar, seguiríamos peleando sabiendo que lo que tú haces es
importante, que tus hermanos dependen de ti, y que tu líder, está en la
cabecera guiándote y llevándote hacia esa victoria.
Deja de ser ficticio cuando vuelves tus ojos a la
sociedad donde pocos parecen decidir por muchos, y hacer lo correcto parece
cada vez más lejano. Cuando vuelves los ojos a un equipo de personas, los
cristianos, que amamos al mismo Dios y que en vez de cuidarnos las espaldas
buscamos tener razón en pequeños argumentos sin importar que son ellos,
nuestros hermanos, los que están luchando en pos de Cristo con nosotros.
Todos corremos la misma carrera, todos peleamos la
misma batalla. Dejemos de pelearnos entre nosotros. Miremos el sufrimiento que
hay a nuestro alrededor y pensemos que desde ahora en adelante no es aceptado
dejar que nadie dañe a un hermano nuestro. Seamos ese pueblo que no deja que
alguien sufra solo, o que luche solo, o que las injusticias se hagan
cotidianas, como en nuestros países vecinos.
Luchemos juntos esta buena batalla, con las
herramientas que Dios nos dio, y nunca más nos sentiremos que nuestras acciones
fueron en vano.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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