UN
EVANGELIO TOTAL
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá
Todo lo que hagan, háganlo de
corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses
3:23
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Del SEÑOR es la tierra y todo
lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan. Salmos
24:1
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En un mundo que se
vuelve más secular cada día, algunos quieren relegar la religión y lo
espiritual al ámbito meramente privado. Según ese modelo, la influencia de la
religión debería limitarse a la iglesia o el hogar, y jamás extenderse al
ámbito público. Las grandes decisiones de la sociedad—su política, economía,
educación, aun su moralidad—deberían determinarse según consideraciones
supuestamente objetivas, no según los patrones inciertos y subjetivos de la
religión o la espiritualidad. Por lo menos, eso es lo que pretenden los grupos
liberales y secularizantes de muchas sociedades occidentales.
La verdad es que
resulta imposible en última instancia establecer una separación absoluta entre
los postulados morales y espirituales de la religión, y las consideraciones
puramente prácticas y seculares del Estado. Como hemos señalado antes, las
creencias espirituales de un individuo, si están cercanas a su corazón, siempre
han de afectar profundamente sus decisiones prácticas. Los principios de la fe
cristiana no se pueden aislar fácilmente de los demás aspectos de la vida
humana.
La Biblia afirma que
“de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” (Sal
24:1). Si esto es así, entonces la totalidad de la vida—social, económica,
política, científica, moral, intelectual—tendrá por fuerza que reflejar ese
señorío divino. El teólogo y hombre de estado holandés Abraham Kuyper declara:
“Ningún elemento individual de nuestro universo mental debe ser separado
herméticamente de los demás; y no hay una sola pulgada cuadrada en todo el
terreno de la existencia humana sobre la cual Cristo, quien es soberano de
todo, no declare: ¡Mío!”
El cristianismo es
una cosmovisión total y orgánica, la cual abarca todas las dimensiones de la
vida. Tiene algo que decir a todos los aspectos de la vida humana—políticos,
judicial, cultural, científica y económica. Según Nancy Pearcey, en su libro,
Verdad Total, “Debemos encontrar formas de superar la dicotomía entre lo
sagrado y lo secular, lo público y lo privado, los hechos y los
valores—demostrándole al mundo que sólo una cosmovisión cristiana ofrece una
verdad integral y total. Esa visión es verdadera no sólo con respecto a un
aspecto limitado de la realidad, sino en cuanto a la realidad total. Se trata
de una verdad total” (p. 121).
Como cristianos, debemos vivir de esa
manera—reconociendo y estableciendo el señorío de Cristo en cada aspecto de
nuestras vidas. Desde lo más grande hasta lo más pequeño, desde lo más público
hasta lo más íntimo, nuestra vida debe reflejar el total dominio de los
principios del Evangelio. Ciertamente, no debe haber un solo espacio de nuestro
ser sobre el cual Cristo no pueda declarar confiadamente: “¡Mío!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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